¿Porqué las unidades de estado sólido no superan en ventas a los discos tradicionales?

Los expertos sostienen que el almacenamiento en estado sólido está dando aún sus primeros pasos en el mercado y están creciendo y obteniendo más eficiencia mientras su desarrollo continua.

Sin embargo, teniendo en cuenta la depresión económica en la que nos encontramos, muchas empresas tecnológicas no terminan de decidirse a la hora de actualizar sus centros de datos en estos momentos.

El proceso de reemplazar los discos magnéticos tradicionales por estas unidades de memoria en estado sólido tanto en equipos de sobremesa como en servidores es algo que inevitablemente se ha puesto de moda, pero que ni mucho menos está impactando realmente en números. De hecho, tan sólo se vendieron en el mundo 473.000 unidades durante 2007 y no se espera superar el millón en el curso actual.

Por el contrario, los discos duros tradicionales se siguen vendiendo por millones.

Pero tampoco hay que preocuparse en este sentido, ya que las SSD tendrán su oportunidad y probablemente sea antes que después. De hecho, son más las ventajas a la hora de utilizar estas unidades.

Las memorias Flash NAND, que ofrecen unas tasas de lectura y escritura mucho mejores que las de los discos tradicionales, son el núcleo de las unidades de almacenamiento USB, conocidas como Unidades Flash USB, así como de las tarjetas de memoria más utilizadas hoy en día. Pero no sólo esto, sino que también los iPod e iPhone de Apple hacen uso de estas memorias Flash NAND.

Muchos expertos de la industria están de acuerdo en que las memorias sólidas SSD serán usadas mayoritariamente entre el 2011 y el 2012.

Joe Unsworth, Analista de las memorias NAND flash en Gartner, habló sobre las desventajas que aún tienen estos dispositivos, indicando que su rendimiento se reduce con el paso del tiempo, algo inexorable en este tipo de tecnología. Además, subrayó que la retención de los datos tampoco es mejor que en un disco tradicional. Los ciclos de resistencia siguen siendo pobres y es necesario utilizar dos o tres veces más tiempo en determinados momentos de máximo rendimiento.