La irrupción de las Operadoras Móviles Virtuales

Los servicios móviles constituyen uno de los principales motores actuales del
sector de las telecomunicaciones. El año 2.006 ha finalizado con el lanzamiento
del cuarto operador de telefonía móvil,
Yoigo, y con los primeros OMV (Operadores
Móviles Virtuales) ya ofreciendo sus servicios.

El presente año 2.007 va a revelar al fin si la figura del OMV creada por la
Administración en 2.002 responde realmente a sus fines: aumentar la competencia
en el sector, con la consiguiente mejora de calidad y precios para los usuarios
finales. Un OMV no tiene licencia para el uso del espectro radioeléctrico, por
lo cual deberá alquilar la red de un operador móvil tradicional de los cuatro
existentes. El OMV deberá tener, sin embargo, cierta infraestructura de red para
manejar tanto tráfico como servicios y clientes. Por otra parte, disfrutará de
otros derechos propios de un operador de telecomunicaciones, como la asignación
numeración propia, y la posibilidad de interconexión con las redes de otros
operadores. Un OMV no tiene la obligación de dar un servicio de ámbito nacional.

En octubre de 2.006 se lanzaba al mercado
Carrefour Móvil, el primer OMV,
seguido por Happy Móvil (Grupo The Phone
House) y Euskaltel en el País Vasco. A
éstos se les unirá próximamente Telecor, la
rama de servicios de telecomunicaciones de El Corte Inglés y seguramente hasta
una treintena de operadores (Ono,
BT, Ya.com,
etc.), a juzgar por el número de empresas que disponen de la licencia necesaria
(A2).

Los OMV surgen por el atractivo de un gran mercado (facturación de más de
12.000 millones de euros al año en servicios móviles finales), al que se añade
el incentivo de no tener que realizar las enormes inversiones que requieren la
utilización del espectro y la implantación una red completa propia. Los OMV,
pues, deben llegar a un acuerdo con un operador móvil tradicional para la
utilización de su red, con el fin de poder ofrecer servicios móviles finales a
sus propios clientes. Así, los OMV se convierten en competidores de los
operadores móviles tradicionales a la vez que en clientes de los mismos, en el
marco de un acuerdo libre entre las dos partes y bajo la vigilancia de la
Administración.

La distinta estructura de costes de los OMV les permitirá ofrecer servicios a
precios más bajos que los operadores con red, siempre y cuando el alquiler por
el uso de las redes de éstos deje unos márgenes razonables a los operadores
virtuales. Este modelo ya está funcionando con éxito en los ámbitos de la
telefonía fija y del acceso a Internet. El punto clave, y el gran escollo que ha
evitado el surgimiento de los OMV hasta ahora, consiste en la consecución de
acuerdos con los operadores móviles con red, que optaron inicialmente por
defender su feudo, rechazando las primeras peticiones por parte de compañías
interesadas en constituirse como OMV. Por otra parte, si las condiciones
impuestas por la CMT a los operadores con red fueran demasiado exigentes, se
desincentivarían las inversiones en red propia, efecto secundario no deseado.

Estos nuevos operadores se lanzan a un sector muy agresivo, hecho reflejado
en las 300.000 peticiones de portabilidad mensuales que han tenido lugar en
2.006 por término medio. Agresividad que se va a ver acentuada por la irrupción
de Yoigo, que necesita empezar a rentabilizar por fin las inversiones realizadas
en licencias y en su red UMTS desde el año 2.000. Con este panorama, los OMV van
a tener que hacer un gran esfuerzo para diferenciar sus servicios de la
competencia. Y esta diferenciación no puede provenir meramente de la tecnología,
pues no es suya la red, sino que ha de radicar en los servicios. Así, es de
esperar que las estrategias de los OMV pasen por especializarse en algún
segmento particular (como las llamadas internacionales), integrar sus servicios
móviles en una oferta global mayor (no necesariamente de telecomunicaciones
exclusivamente), ofertas atractivas de terminales, etc.

Por el momento no se han producido campañas publicitarias importantes de los
OMV. Es probable que durante 2.007 tenga lugar una irrupción más contundente de
estos operadores en el mercado. Si finalmente se observa que los OMV no
contribuyen eficazmente a una reconfiguración del mercado de los servicios
móviles, es probable que se produzcan reajustes en el mismo y nuevos retoques en
la regulación.