5 consejos para comprar una compañía (y que ésta no muera en el intento)

Las adquisiciones de empresas tecnológicas están al orden del día pero, ¿qué es lo que hace que una operación de este tipo sea exitosa?

Algunos son capaces de alimentar una idea y acabar viviendo de ella, tras invertir trabajo y dinero para convertirla en realidad. Y otros acaban cediendo a la feroz competencia del mundo tecnológico, bien sea mediante el abandono de ese sueño o la venta del patrimonio creado. Del mismo modo, hay quien se lanza a comprar una compañía aprovechando que ésta está atravesando un momento de debilidad (con la convicción, claro está, de que puede enderezar su rumbo) y también quien lo apuesta todo por una cartera de clientes y productos atractiva que considera se puede convertir en el complemento perfecto para su negocio (y por la que deberá pujar fuerte). Y es que una adquisición inteligente puede convertirse en el revulsivo que marque la diferencia frente al resto de adversarios, siempre y cuando se haga con cabeza.

Durante los últimos meses hemos observado luchas sin cuartel por hacerse con una determinada firma, acuerdos sorpresa, compras estrella que han resultado podridas y miles de millones de dólares destinados a adquisiciones. Pero, más allá de alcanzar un pacto y cerrarlo, hay que ser capaces de garantizar la supervivencia del negocio absorbido, un reto para el que en Silicon News os ofrecemos cinco factores a tener en cuenta:

1. Siempre negativo, nunca positivo. Aunque suene contradictorio, acostúmbrate a pensar en negativo o, por lo menos, a buscarle los puntos flacos a los proyectos que tengas ante tus ojos… incluso cuando estés ilusionado ante una posible adquisición. Investiga la historia de la empresa que estás interesado en comprar, revisa sus cuentas auditadas, aprende sobre los productos y servicios que ha ido lanzando al mercado (y los que se ha dejado por el camino o pretende introducir), estudia sus implicaciones legales y profundiza en los vínculos laborales con la plantilla y en los contractuales con los clientes Tómate tu tiempo para conocer sus entresijos y no te dejes atrás ningún detalle. Por lo general y si no eres tú el que da el primer paso poniendo sobre la mesa una oferta generosa por unos activos que crees que te ayudarán a crecer, el hecho de que una empresa esté a la venta significa que tiene problemas de algún tipo, especialmente económicos, o que ha llegado a un callejón del que no sabe cómo salir. Por eso es necesario que identifiques su debilidad, tanto para ajustar el precio justo como para trazar un plan para resolverla. De ello dependerá su futuro, ya que una compañía vale más por su potencial que por su estado actual.

2. Los que se parecen, se juntan. Todo plan que trames (a corto, medio o largo) plazo para la compañía absorbida no funcionará si tú no tienes pasión por el tipo de negocio que ha estado desarrollando hasta la fecha. Por eso es recomendable limitarse a acuerdos con firmas que desempeñan su labor dentro del mismo campo temático que la tuya, si ya posees una y se trata de una captación de recursos y talento con los que seguir mejorando hacia un objetivo común, o que la complementen y cubran alguna de tus carencias. Adentrarse en territorio desconocido vuelve la operación y posterior gestión mucho más complicadas y prácticamente las condena al fracaso, debido a la inexperiencia para tomar decisiones que se adecuen al perfil y la falta de espíritu cuando las situaciones vengan mal dadas. Sé honesto contigo mismo y asume retos que vas a ser capaz de cumplir. En ocasiones es recomendable destripar el objetivo y quedarte sólo con las partes que mejor se adapten a tus necesidades como entidad, lo que implica recordar que ciertos bienes, como los contactos personales o el bagaje intelectual, son intransferibles y que puede resultar más conveniente pujar únicamente por los activos individuales que vas a acabar aprovechando.

3. Respeta la tradición. Tan importante como apostar por terreno conocido en el que se tiene experiencia, para saber guiar sus designios, es mantener intacto aquello que funciona en la compañía adquirida e incluso tomar nota de dichos aciertos e incorporar los buenos hábitos aprendidos a la filosofía de la tuya propia. Ya que si algo funciona, ¿por qué cambiarlo? Especial relevancia tienen las tácticas de motivación de los empleados porque a partir de la creación de un ambiente de trabajo distendido se puede aspirar al incremento del rendimiento, la concentración e incluso la creatividad, un combo del que saldrá beneficiado el mismo balance financiero de la empresa. Suprimir ciertas formas de trabajar (como puede ser la posibilidad de realizar tareas desde casa o de llevar los dispositivos personales a la oficina) o ventajas (como la libre elección de indumentaria, un horario flexible de vacaciones o los denominados Beer Fridays) por considerarlos innecesarios o una tragadera de dinero puede resultar contraproducente, levantando resquemores entre la plantilla. Por descontando, también debes cuidar a los clientes y asegurar el cumplimiento de los contratos previamente establecidos.

4. Facilita la transición. Otra clave para propiciar buenas actitudes entre los nuevos empleados y que las operaciones de desarrollo, comercialización, trato con los consumidores y demás no se vean dañadas por el cambio de dueño es garantizar, al menos, un pequeño periodo de transición. Esto complementa al punto anterior y significa dejar que la antigua directiva siga liderando las operaciones de cara a la galería durante un tiempo, guiándote en los diferentes niveles del negocio, presentándote a los diferentes miembros del equipo y familiarizándote con los proyectos que están en marcha para saber cómo incorporarte sin que se produzcan conflictos. Se trata tanto de tranquilizar a plantilla, accionistas y clientela al demostrar intención por entablar un traspaso de poderes suave como de dejar todos los cabos bien atados antes de asumir el timón. La duración de esta convivencia entre el mando previo y el futuro rostro de la empresa dependerá del propio tamaño de la organización adquirida así como de la complejidad de su actividad, pudiendo ser unos pocos días o hasta varios meses. Como para todo, asegúrate de blindar este tipo de detalles antes de pagar.

5. Rodéate de los mejores.  Si la otra parte que ha negociado la venta contigo puede asesorarte en los pasos posteriores, una vez cerrado el acuerdo con su beneplácito y aprobado por la junta de socios y accionistas, alguien con experiencia en este tipo de transacciones debería hacerlo durante todo el proceso previo de indagación, contacto y negociación. No deberías arriesgar y prescindir de la ayuda de profesionales habiendo tanto en juego. Contrata abogados, brokers, gestores, contables o gente con experiencia en campos muy concretos como el de las fusiones y adquisiciones, que serán capaces de ver más allá de la superficie, advertirte de los peligros de ciertas apuestas y detectar cuándo el vendedor está ocultando la verdad o revisar todas las letras, grandes y pequeñas, del contrato y conseguir tratos más beneficiosos para ti. Y, por supuesto, te otorgarán mayor seriedad de cara a la empresa abordada y tranquilidad interna, como garantía de que estás haciendo las cosas bien. Además de permitirte alcanzar el ansiado acuerdo, apoyarte en la gente adecuada te facilitará dejar las bases bien asentadas para que la empresa adquirida no muera una vez esté en tu poder.

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