5 consejos para evitar la depresión posvacacional

Se agotan los días de agosto y, con ellos, las vacaciones de verano para muchas personas que quizás no se sientan preparadas para la reincorporación al trabajo.

La vuelta al cole está a la vuelta de la esquina. Niños, y también muchos adultos, deberán reincorporarse a las aulas y los despachos durante los próximos días después de disfrutar de unas merecidas vacaciones de verano. Nada podrá evitarlo. Aunque la transición desde largas jornadas de trabajo intensivo al descanso más absoluto suele tomarse con buen ánimo, pese a las escenas de estrés que se originan al querer dejarlo todo listo y funcionando mientras se está fuera, el cambio inverso trae mayores quebraderos de cabeza. Pasar del parón estival a estar sentado en la oficina tiene bastantes más papeletas para provocar malestar entre trabajadores novatos, veteranos, “peones”, personal anclado en el escritorio y los propios directivos. No importa cuántos años se tenga ni cuántas veces te hayas encontrado en esta misma situación. Al final de cada verán, la historia se repite: la depresión posvacacional rezuma por todas partes.

Por suerte hay métodos para combatirla. En Silicon.es os dejamos cinco consejos que consiguen hacer de la vuelta al trabajo una misión mucho más agradable, incluyendo algunos en los que la tecnología permite aliviar tareas:

1. No vivas por y para los emails. El correo electrónico es una de las herramientas de trabajo básicas para cualquiera. Aunque existen otras soluciones para ponerse en contacto con clientes, socios y colegas, este tipo de mensajes continúan ofreciendo ventajas irrenunciables. El email permite hablar en cualquier momento y lugar sin límite de espacio, y dejando todo por escrito, con una o varias personas, encadenando actualizaciones e intercambiado adjuntos, con los datos clave del interlocutor siempre a mano, cierto toque profesional y la posibilidad de integración con otros recursos como el calendario. Al mismo tiempo, el correo electrónico puede convertirse en tu peor pesadilla una vez reintegrado. Es muy probable que poner al día tu buzón acabe siendo una de las cosas que más tiempo te consuma. No lo conviertas en tu único objetivo del día. No pasará nada si repartes la lectura de emails durante las primeras jornadas, durante varias jornadas. Procura ir vaciando la bandeja de entrada por tandas, seleccionando por asuntos o emisor. Y reserva ciertas horas en tu agenda para responder a los temas más urgentes. Si has sido previsor y has dejado configurado un mensaje automático disculpándote por tu ausencia, estás de suerte. Y es que habrá muchos emails que ya no necesitarán respuesta.

2. Instala una aplicación para gestionar tareas. La tecnología tiene la respuesta para combatir los primeros síntomas de la depresión posvacacional. Déjate ayudar. Hoy en día hay multitud de aplicaciones para la gestión de tareas que pueden aliviar el trance de la vuelta a la rutina, contribuyendo a una mejor organización de todos esos cometidos que te rondan la cabeza pero que no eres capaz de visualizar con claridad. Desde Wunderlist a Evernote y OneNote, pasando por Google Keep, Remember The Milk, Todoist, Things, Any.DO o Nozbe, entre otras, las posibilidades son varias. Algunas de estas soluciones sirven para tomar notas con rapidez; otras están orientadas más bien a la elaboración de listas. Son inventos que abogan por el orden y la sincronización, que permiten priorizar, que emiten alertas, que lanzan recordatorios y llegan a permitir incluso la colaboración con otras personas, para que puedas tomar decisiones en grupo y medir el progreso, que siempre es una motivación extra. Además, todas ellas impulsan la productividad, algo que en estos momentos se antoja vital. Así que deja de perder el tiempo y ¡busca la tuya! Prueba, compara y quédate con la que mejor se adapte a tus necesidades.

3. No te calles, ¡habla! Con esto queremos decir dos cosas. Por una parte, pide ayuda si te ves asfixiado por los niveles de trabajo de los primeros días. Verte superado por la situación e intentar seguir adelante de todas formas, temiendo que no vas a ser capaz de finalizar tus tareas a tiempo o en las condiciones más óptimas, no es la respuesta más inteligente a tus problemas. De hecho, éstos se acabarán agravando. Lo más probable es que el descontrol te acabe explotando en las manos. Por otro lado, relaciónate con tus compañeros nada más entrar por la puerta. Y no sólo para contarles cómo te han ido las vacaciones, sino también para saber qué ha ocurrido en la empresas mientras tú no estabas, más allá de los cotilleos. En este sentido parece conveniente llevar a cabo reuniones, o cuanto menos un gran encuentro que tenga en cuenta a toda la plantilla y sirva de arranque del nuevo curso, entre los empleados recién incorporados y aquellos que siguieron trabajando en verano. No todo está en los informes, ni salta a la vista. Preguntando a los demás se podrá ganar una visión global de la situación.

4. Intenta la reincorporación paulatina. Por muchas ganas que le pongas a tu vuelta al cole particular, no descartes que la realidad termine siendo más dura de lo que imaginabas (o de lo que recordabas). Es más sencillo decir que debes cambiar el chip y dar el 100 % en tu puesto de trabajo, que conseguir que eso ocurra de un día para otro. La mente podría jugarte una mala pasada, demostrando que se adapta más lentamente de lo que necesitas a la actividad plena. Una forma de acostumbrarse al ritmo de trabajo de nuevo sin que resulte traumático consiste en pactar unos horarios más flexibles con la empresa. Obviamente, la iniciativa debería salir del empleador. Quizás se pueda adelantar media hora o hasta una hora la salida de los trabajadores a lo largo de la primera semana, para después ir alargando la jornada con el paso de los días. Así estas personas todavía podrían aprovechar las últimas tardes de verano. O adelantar la hora de entrada para compensar. O apostar por unos viernes más light. O intercalar mayor número de descansos. Éste puede ser un buen momento para conceder perks como áreas recreativas y actividades al aire libre. O para buscar una mayor conciliación entre la vida personal y la profesional. Si la empresa no se puede permitir que la gente salga antes, ¿por qué no dejar que algunos trabajen ciertas horas desde casa? Dispositivos portátiles, redes privadas virtuales y plataformas de videoconferencia posibilitan el teletrabajo para que la empresa mantenga el rendimiento mientras su talento se siente cómodo.

5. Planifica… tus próximas vacaciones. Convertir el hogar en puesto de trabajo durante unos días hará el cambio de rutina más llevadero. Asimismo, llevarse el ambiente vacacional a la oficina debería facilitarte las cosas. Decora tu escritorio con algún recuerdo del verano que te haga sonreír y te ponga de buen humor al instante, como una concha, un tarrito de arena, la fotografía que captura esa comida tan celebrada entre amigos o una postal de tu destino estival. Lo que sea para evadirse de la tristeza, todos los estímulos que curen tu corazón de veraneante herido serán bienvenidos. Otro truco que se suele recomendar es comenzar a pensar en tu próximas vacaciones una vez inmerso en el trabajo, para canalizar tus ansias de descanso. Puedes iniciar los planes de tu próximo gran viaje veraniego, centrarte en las vacaciones de Navidad o aprovechar una escapada en el puente más cercano. Tener un referente en mente te servirá para ir descontando días, en vez de sumar todos los que aún te quedan de trabajo. Y ya sabes, la próxima vez deja tus tareas bien atadas para evitar males mayores.

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