Estrategias para aprovechar las ventajas de la economía digital

¿Qué es un Brand Discovery ?

El Índice Global de Conectividad de Huawei describe la transformación digital que están emprendiendo los países que quieren triunfar en el futuro.

Coger un taxi, buscar un restaurante, fijar una cita…Hoy en día, prácticamente todo puede conseguirse con una aplicación. Las empresas tradicionales y las de reciente creación se han subido al tren del consumo digital y ofrecen aplicaciones para un sinfín de servicios. El negocio electrónico se ha convertido en un negocio con mayúsculas.

La economía digital, basada en la informática digital, es un sector que las empresas y los países empiezan a tomarse en serio. Y no les falta razón.

El término apareció por primera vez en 1995, en el libro de Don Tapscott, “La economía digital: promesas y peligros en la era de la inteligencia en redes”. En ese momento, la idea de que Internet pudiese cambiar la manera de hacer negocios resultaba novedosa. Pero lo cierto es que así ha ocurrido. Internet ha cambiado tanto el mundo de los negocios que, en abril de 2017, el Reino Unido aprobó una Ley de Economía Digital en la que se incluyen, entre otras disposiciones, medidas para el desarrollo de infraestructuras y servicios de comunicación electrónica y de intercambio de datos.

El Reino Unido se encuentra sin duda en el grupo de la vanguardia mundial en lo que se refiere a economía digital. Según el último estudio de Huawei sobre conectividad, este país posee la quinta economía digital más avanzada de una lista de 50 países. El Índice Global de Conectividad 2017 de Huawei (IGC) sitúa a Estados Unidos en el primer puesto, seguido de Singapur, Suecia y Suiza.

Con respeto al IGC de 2015, un total de 21 países han mejorado su posición en la lista de este año. Malasia es el que más puestos ha subido, saltando cinco posiciones hasta colocarse en el número 24 de la lista. Otros países también han progresado, como Argentina, Chile y Nueva Zelanda – los tres mejoraron tres puestos-, mientras que Colombia, Filipinas, España y Vietnam mejoraron dos.
Los países que han visto incrementada su conectividad comparten todos un mismo interés por la tecnología digital. Todos ellos han aumentado de manera significativa la inversión en infraestructura de las TIC, han fomentado el uso de aplicaciones y experiencias digitales y han puesto en marcha políticas nacionales que incentivan el desarrollo de las tecnologías de la información.

Los resultados del GIC muestran que estos países cuentan con una cobertura G4 de gran calidad, velocidades de descarga altas y un despliegue de la nube siempre en expansión. Desde el punto de vista político, los países que ocupan los puestos más altos en conectividad digital son aquellos que más se esfuerzan por mejorar la experiencia de las TIC de sus ciudadanos.
El Índice Global de Conectividad clasifica a los países según su grado de desarrollo en las TIC en tres categorías:

1. Países entrantes: Los que se encuentran en una fase inicial de desarrollo de infraestructura de las TIC. Estos países están centrados en mejorar la oferta tecnológica y facilitar el acceso de sus ciudadanos a la economía digital.

2. Países adoptivos: En este grupo se encuentran los países que experimentan un mayor crecimiento del PIB debido a la infraestructura de las TIC. Son países que buscan un aumento
de la demanda de las nuevas tecnologías con el fin de facilitar la digitalización de las empresas y un crecimiento económico de alta calidad.

3. Países de vanguardia: Este grupo está constituido en su mayoría por los países desarrollados, como el Reino Unido. Son países que potencian continuamente la experiencia de los usuarios, y que utilizan el Big Data y la Internet de los objetos (IoT) para crear una sociedad más eficiente.

Sin embargo, el IGC de Huawei ha constatado que existe una brecha cada vez más profunda entre estos tres grupos. La brecha podría terminar convirtiéndose en un precipicio, con graves consecuencias para los países que tienen dificultades para alcanzar el desarrollo tecnológico. La transformación digital de las compañías, los gobiernos, la industria y la sociedad está íntimamente ligada a la innovación, la productividad, el crecimiento económico y la educación; por consiguiente, cuanto más rezagados se queden los países respecto al grupo de vanguardia, más se resiente la calidad de vida de sus ciudadanos.

El estudio de IGC muestra que cuando se invierte en infraestructuras de las TIC (Big Data, ancho de banda, servicios en la nube, centros de datos y IoT) las posibilidades actuación se amplían y se genera un efecto en cadena propicio para la transformación digital.

El IGC de 2017 recomienda invertir en ancho de banda como primer paso para transitar hacia el entorno en la nube. La nube puede servir de impulso para que los países entrantes se acerquen a los adoptivos, en concreto, porque permite avanzar rápidamente con la pila tecnológica, los sistemas de innovación y el crecimiento sostenible. La informática en la nube constituye un potente catalizador de los procesos y es una puerta de entrada al Big Data y a la Informática de los objetos.

Según el IGC de 2017, los países de todo el mundo deberían centrarse sobre todo en tres estrategias si quieren disfrutar de las ventajas de la economía digital, a saber:

– Priorizar el desarrollo de infraestructuras de las TIC. Los países deberían incluir políticas relativas a las tecnologías de la información y de la comunicación como parte integral de sus planes de desarrollo económico a fin de fomentar y facilitar la transformación digital. Deberían mejorar su ancho de banda para dar cabida a los servicios en la nube.

– Priorizar el fomento de la industria y las empresas. Con el objetivo de establecer ventajas comparativas locales, los países deberían poner en marcha políticas que favorezcan la industria y la transformación digital.

– Priorizar a las personas. El IGC recomienda crear vínculos de colaboración con las instituciones educativas, los ministerios de Educación, las instituciones laborales y la industria tecnológica. De esta forma se podrá garantizar una educación en materia de acceso y cultura digital para todos, adaptada y efectiva.