“La crisis es una oportunidad para Red Hat”

La coyuntura económica empieza a dejarse notar en las empresas TIC. Steve Ballmer ya ha anunciado que ni Microsoft escaparía a la debacle de los mercados y el director para SEMEA (Europa del Sur, Medio Oriente y África) de Red Hat, Franz Meyer, reconoce que “tal como es en estos momentos va a impactar a todo el mundo”. “La crisis siempre es molesta para los negocios”.
Aún así, apunta que la las características y la estrategia de comercialización de sus productos pueden hacer que la situación económica resulte positiva para su empresa. “Es también una oportunidad para Red Hat”, apunta, “porque los clientes hoy continúan haciendo proyectos y se preguntan cómo hacerlos con menos presupuesto”.
Meyer no pierde, por tanto, el buen humor, ni la sonrisa. Durante el encuentro con Silicon News, el directivo se mantuvo sonriente, optimista y sincero, explicando las claves de la reciente adquisición de Qumranet y de cara al futuro.

– Red Hat acaba de hacerse con el control de Qumranet. ¿Cuáles han sido las condiciones de esta adquisición?

Qumranet era una sociedad privada, por lo que ha sido relativamente simple realizar la adquisición. Se hizo una oferta atractiva y con un proyecto industrial y tecnológico detrás. Es obvio que la aproximación entre Qumranet y Red Hat tiene fuertes valores para los dos. Me explico. Qumranet era una sociedad israelita con una fuerte presencia en virtualización, siendo los desarrolladores más importantes del proyecto KVM, que empieza a ser conocido como la nueva generación de las tecnologías de virtualización de código abierto.
Red Hat integra soluciones de virtualización desde hace un año y medio – dos años, pero quería también tener un control de lo que pasa más tarde.
Hasta ahora la virtualización era gestionada con Scene, que es el otro proyecto open source desarrollado por Green Source, que ha sido comprada por Citrix. Scene exite, está muy bien, pero no sabemos cuál será su futuro y, sobre todo, que hará Citrix.
La adquisición nos permite tener una independencia en tecnología de virtualización y sobre todo en la última tecnología reconocida como tal, posicionando a Red Hat en la mesa de cuatro actores de la virtualización.
(Meyer recuerda la monetarización de dos de estos actores, entre ellos Microsoft, frente a otros dos “que llegan del lado del sistema operativo y lo integran con comodidad y de forma gratuita”. El directivo recuerda las condiciones de mercado y lanza un pronóstico. “Será difícil vender la virtualización, porque será gratuita”.)
– Se puede, entonces, concluir que han iniciado una guerra de mercado y que vienen a hacerse con una parte importante del mismo.
Es el objetivo: convertirse en un actor mayor, el primero o el segundo y el primero en open source. Está claro que ahí está nuestro objetivo y que estamos aquí, es por eso que nos hemos gastado más de cien millones de dólares en Qumranet. (Meyer sonríe)
La compra de Qumranet no sólo nos aporta la tecnología de virtualización, sino que además nos añade una oferta de VDI para el catálogo de Red Hat y la reposiciona sobre un mercado en el que no estaba.

– Además, la adquisición de Qumranet posibilita la incorporación de sus soluciones por parte de usuarios de Windows. ¿Estamos ante una nueva guerra contra Microsoft?

Sí y no. Es la guerra y no es la guerra. Red Hat es una pequeña sociedad que lucha contra gigantes. Sobre el desktop también vamos a batirnos porque tenemos una solución VDI, Microsoft tiene una también y cada uno buscará ganar en este mercado. Pero si se mira bien la batalla, se hará de forma frontal.


Podría decirse que estamos en camino de enfrentarnos en paralelo para conseguir cuotas de mercado de las otras empresas. Esto es lo primero, en VDI vamos a estar de forma directa pero, cuando Red Hat venda soluciones, será para ejecutarse en Windows. Esto permitirá que Microsoft siga vendiendo.
No es tampoco malo, por tanto, para Microsoft, aunque evidentemente nosotros no vamos a dejar de ofrecer puestos equipados con Linux. Aunque sabemos que en el mercado actual el 96-97 por ciento de los puestos clientes están equipados con Windows y habrá más en el futuro.

– Por otro lado, uno de los argumentos que se emplean para convencer a los posibles clientes sobre las bondades de la virtualización es la reducción de costes. ¿Hay ya cifras sobre el ahorro que supone para las empresas?

No hay muchos datos. El VDI, si se mira bien el mercado, es algo nuevo, en términos de infraestructura, y pocas empresas lo usan. Aún así, todas están haciendo estudios de mercado y vigilando lo que hacen las otras. La idea es de economizar en coste de infraestructura entre un 30 y un 50 por ciento.

– Cambiando de tema, Steve Ballmer acaba de reconocer que Microsoft no escapará a la crisis económica. ¿Cómo se ve la situación financiera desde Red Hat?

La crisis tal como es en estos momentos va a impactar a todo el mundo. La crisis financiera hoy se está desbordando con la globalización de la banca y todo el mundo está afectado porque todos necesitan dinero procedente del sector financiero.
La crisis va a afectar a todos y una situación así siempre es molesta para los negocios, porque conlleva que los clientes reduzcan sus inversiones y va a tocar a todos los distribuidores, incluidos los de TI.
Por el contrario, es también una oportunidad para Red Hat. Los clientes se plantean hacer proyectos y continuar los ya existentes, lo que incluye la informática. Lo que sucede es que se van a cuestionar cómo llevarlos a cabo con menos presupuesto. Por ello, van a buscar soluciones alternativas que les permitan realizar sus proyectos con costes menores.
Red Hat y las soluciones open source van a ofrecer una respuesta a esta problemática. Son soluciones igualmente competentes. Las empresas se van así a plantear ‘lo conozco menos pero no tengo alternativa’ y se irá hacia tecnologías equivalentes, código abierto. Ahí Red Hat tiene un liderazgo y esto acelerará algunos proyectos que si no no hubiésemos tenido. En una situación económica favorable el cliente prefiere apoyarse en lo que hacía antes.
Por tanto, hay puntos buenos y malos en esta situación.

– Los resultados de los últimos cuatrimestres han sido, de hecho, muy positivos. ¿Cuáles son las previsiones de cara al futuro?

La crisis estará aquí por cierto tiempo, pero Red Hat continúa a anunciar resultados por encima de lo esperado. Esto confirma lo dicho. Este contexto nos permite tener nuevas oportunidades y crecer. Aún así, preferimos ser prudentes con el futuro y decir cuidado, estamos un poco en línea donde habíamos previsto antes de la crisis, eventualmente un poco menos, pero somos prudentes. Aún así, pensamos que vamos a continuar creciendo de forma similar.

– ¿Qué líneas de trabajo se seguirán para seducir al mercado?

La línea direccional llevará a seguir teniendo un foco importante en continuar haciendo aquello que hemos hecho bien. Además, si se mira los mercados en los que estamos, aún queda mucho por hacer, por ejemplo podemos mirar las ventas de servidores. Linux es la alternativa barata a Unix. Unix continúa a venderse a bien, pero no hay razón para que Linux no se venda bien para sustituir Unix.


La virtualización es un mercado que vemos en expansión y donde nos hemos convertido en ‘early adopters’. El otro eje es el middleware, para
lo que compramos JBoss. El último punto es la virtualización del destokp, donde no estábamos.

– El open source gana cada vez más adeptos entre los europeos. Como responsable para Europa del Sur, Medio Oriente y África, ¿cómo visualiza estos datos, sobre todo en relación con el mercado estadounidense?

Los grandes editores de software, salvando a SAP, son estadounidenses. Hay pocos actores fuertes en este mercado europeos. En Europa hay una gran dependencia, frente a EEUU, en software.
Europa tiene una tendencia a adoptar rápidamente el open source, porque da una oportunidad al continente de retomar el control sobre el software y de tener una cierta independencia tecnológica. No es muy grave si Red Hat es una empresa americana, porque el software no lo es. Es código abierto, es de todos: también es europeo.
La sociedad europea puede tener la misma capacidad y conocimientos tecnológicos y puede hacerlo sin depender de la sociedad americana.

– ¿Podríamos hablar entonces de un cierto nacionalismo del software?

No se podría hablar de nacionalismo porque el software no tiene nacionalidad. Es más pragmático. Es querer ser dependiente de uno mismo. Ser independiente permite elegir lo que uno quiere.

– Finalmente, España es uno de los países bajo su control. ¿Cuáles son las principales características del mercado ibérico?

Desde hace tres años, estamos haciendo una inversión importante en España. Anteriormente, la presencia de Red Hat en el país era casi inexistente. Ahora hay un equipo importante y dedicado sólo a España. Localmente, hay una inversión importante. De hecho, acabamos de hacernos con nuevos locales y ampliado el centro de formación.
España es uno de los países importantes y fuertes de Europa. Además es un mercado dinámico y la economía española reacciona bien, a pesar de la coyuntura, en proyectos y crecimiento. La adopción es también bastante rápida, frente a países donde es más común apoyarse en los distribuidores tradicionales y donde la dinámica económica es más débil.
En España hay un mercado en expansión, por tanto hemos acelerado la inversión. La previsión de crecimiento es del 30 al 35 por ciento, mínimo, al año.

¿El tradicional déficit tecnológico español no es un hándicap para una empresa como la suya?

No, porque constatamos que España es consciente de esto. El país se ha dado cuenta de que efectivamente había investido menos en tecnología que los otros y reacciona. Hay todo un retraso a alcanzar, pero va más rápido.
Finalmente, para nosotros, hay todavía más oportunidades porque el mercado español va a tomar riesgos para ir más rápido y pasar etapas. Vemos clientes, por ejemplo, que no han pasado por las mismas etapas y han visto lo hecho para ir al punto final. Por eso en España hay a veces opciones más rápidas que en los países tradicionales.
Hay una dinámica de atrapar ese retraso que hace que no esté excluido que España pueda pasar algún día a otros países. La maquinaria está en marcha.