A fondo: El futuro de la banca como una plataforma abierta de servicios

El uso de API abiertas por parte de los bancos, poniendo a disposición de terceros sistemas y datos, promete mejorar la experiencia final de los clientes y generar nuevas vías de ingresos.

La evolución tecnológica obliga a los negocios a adaptarse a los cambios a medida que suceden o, en caso contrario, arriesgarse a desaparecer. Ocurre, sin ir más lejos, con los bancos de toda la vida. Los bancos están condenados a modernizarse. Basta con buscar datos y sacar conclusiones. Hay investigaciones que revelan que la industria FinTech atrae en estos momentos a la mitad de los clientes de banca, que recurren a productos o servicios ofrecidos por empresas de tecnología financiera. Muchos de esos clientes son reincidentes, y se relacionan con más de tres firmas de este tipo a la vez.

También hay evidencia de la evolución de las inversiones en cada propuesta. A nivel mundial y español. En España, 7 de cada 10 personas ya utilizan los productos o servicios FinTech, por encima de la media. La mejora en el acceso que ofrecen a las finanzas está demandando que se haga algo con su regulación.

Mientras, ¿qué deben hacer los actores tradicionales? Un estudio de Capgemini y la asociación EFMA, el Informe Anual sobre Banca Minorista (WRBR 2017), determina que los bancos tienen que abrirse en busca de nuevas oportunidades. La conclusión es contundente: si no llevan el negocio hacia la banca abierta, y lo lideran, acabarán poniendo en riesgo su papel como intermediarios que operan entre ahorradores e inversores y los agentes que son demandantes de capital, como las empresas. Para ello, deben mimar el modo de interacción con sus clientes, incluyendo el uso de interfaces de programación de aplicaciones o APIs. Ahí estaría una de las claves, de acuerdo con los expertos.

El vínculo entre el uso de APIs y la banca abierta, que también se conoce como open banking, por su denominación en inglés, es estrecho. Con la banca abierta básicamente se ponen APIs a disposición de terceros para que construyan negocios aprovechando sus datos y hasta su plataforma. De este modo, los bancos tienen la opción de alojar un mercado de aplicaciones que amplíen los servicios ofrecidos al cliente. Y aunque las APIs llevan aparejadas preocupaciones a nivel de seguridad y protección, también se posicionan como instrumento de transformación y de innovación. Permitirían a los bancos sacar lo bueno que trae consigo el fenómeno FinTech sin hacer grandes cambios en la infraestructura.

En cualquier caso, el estudio WRBR 2017 especifica que FinTech y bancos tienen que colaborar. Se cree que ambos bandos, más que competir, se ayudarán el uno al otro para la creación de nuevas ofertas personalizadas. El 91,3 % de los bancos y el 75,3 % de las FinTech apuestan por alianzas futuras en las que los primeros aportarán experiencia y acceso a sus recursos y las segundas completarán el trabajo conjunto con agilidad y frescura. Todo lo que aporte, suma. El potencial es mayor que si cada una de estas partes decidiese seguir el camino por su cuenta.

Un modelo de negocio a explotar para la oferta integral de servicios que se complementan entre sí es la plataforma como servicio, con BaaP (Bank as a Platform). Otra alternativa pasa por mantener la oferta en manos de los bancos y pasar la distribución a las FinTech para limitar los costes de captación, tal y como plantean los autores del informe. Cabe señalar que, en estos momentos, las FinTech son más apreciadas en términos de experiencia de cliente. Dos quintas partes de los consumidores, según las cifras que manejan Capgemini y EFMA, muestran su satisfacción con la experiencia ofrecida por las FinTech en comparación con el 37,1 % de los que piensan lo mismo de los bancos. Esto amenaza a los bancos y les obliga maniobrar.

Y la regulación de la banca futura como reto principal

La banca abierta supondría, a mayores, una vía de recaudación para el sector tradicional. “Los bancos con más éxito serán los que utilicen API abiertas para conocer mejor a sus clientes y generar nuevas fuentes de ingresos, mejorando al mismo tiempo la experiencia del cliente”, determina Vincent Bastid, secretario general de EFMA. Esto supone ir más allá de la “API a nivel interno para mejorar el flujo de información” entre sistemas. “El modelo de banca abierta ofrece a las entidades financieras la oportunidad de mantener e incrementar su base de clientes mediante la incorporación de diversidad de servicios de terceros con los que personalizar y hacer única su propuesta de valor”, añade Anirban Bose, responsable a nivel mundial de Banca y Mercados de Capital de Capgemini.

“Es imperativo que la banca tradicional apueste por nuevos modelos que impulsen la transformación de su negocio y que establezcan y consoliden una estrategia de plataforma abierta de servicios”, resuelve Bose, que recomienda abordar “la tendencia open banking de manera estratégica”.

Se puede hablar de beneficios, pero también de retos. ¿Cuáles son los desafíos de pasar de banca tradicional a banca abierta? Por una parte, la falta de estándares tecnológicos. La Asociación Española de FinTech e InsurTech, que da cabida casi a un centenar de empresas, reclama medidas que ayuden a mejorar la competitividad, retener el capital, otorgar licencias, acelerar el time-to-market, proteger a los consumidores y atraer a nuevas compañías. Los entendidos también señalan que hay que resolver cuál es el papel concreto que acabará desempeñando cada actor en el mercado, cómo personalizar la información y aprovechar la oportunidad que se presenta.

De cara a ese aprovechamiento, además de invertir en APIs, las entidades que ya se encontraban asentadas en el mercado parecen apostar por alguna que otra solución más. Apuestan por la analítica y las técnicas de macrodatos, por el internet de las cosas y su creciente red de dispositivos conectados, por el famoso Blockchain y por la automatización robótica de los procesos. La tecnología está presente.