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En 1994, un ingeniero informático de Wall Street funda con no demasiado dinero pero sobrado instinto Cadabra.com. Una librería online que al poco tiempo es rebautizada en honor al río Amazonas y alcanza los 200.000 títulos vendidos a través del correo electrónico. En 1996, supera la barrera de las 2.000 visitas al día. Un año después las multiplica por 25. Y al siguiente comienza la conquista fuera de Estados Unidos. En 1999, admirada por el modelo de negocio que había instaurado aquella startup, la revista Time nombra Personaje del Año a su CEO, Jeff Bezos.

Y es que el catálogo de la que había nacido como tienda de libros se abrió rápidamente a música, películas, videojuegos, ropa, muebles, comida y mucho más. Su objetivo era convertirse en el comercio más grande del mundo y lo estaba consiguiendo. ¿El secreto? Especializarse en productos difíciles de conseguir, a precios bajos y con envíos rápidos. Además, Amazon se revelaba pionera de la “dynamic customization”: al tiempo que satisfacía las necesidades de sus clientes, construía una enorme base de datos que desde entonces no ha dejado de rentabilizar.

El plan económico ideado por Bezos era inusual desde un principio. Durante los primeros cinco años se centra en expandir dominios sin preocuparse por los beneficios. De hecho, sólo hay pérdidas. Llega 2001, explota la burbuja de Internet y, mientras otras puntocom se hunden, Amazon sorprende con sus primeros 5 millones de dólares en ganancias netas. En 2002 los ingresos alcanzan los 3.900 millones de dólares. Que son 5.300 en 2003, 6.900 en 2004 y 8.500 en 2005. Para 2006 ya se superan los 10.000 millones.

Primero el cliente, segundo el cliente y tercero el cliente

Amazon entendió que tenía que fidelizar consumidores y crear un fuerte sentido de comunidad. Para ello permitía escribir reseñas, comprar objetos de segunda mano y participar en subastas, al más puro estilo eBay. También aumentó la transparencia comunicativa al ofrecer fechas de lanzamiento y avisos al correo electrónico de sus usuarios. Aquellos que se acogiesen al pago de una cuota anual de 79 dólares, además, podían encargar todos los pedidos que quisiesen y recibirlos sin gastos en un plazo de 48 horas. Con su reinvención constante, la empresa del “and you are done” se estaba ganado la confianza del público. Existía servicio de atención al cliente… y por fin se escuchaba al cliente.

Era el momento de diversificar contenidos. En 2002, nace Amazon Web Services, una plataforma cloud destinada a empresas. En 2004, se pone en marcha el buscador A9. En 2006, comienzan a venderse y alquilarse películas a través de Amazon Unbox (actual Amazon Instant Video). En 2007, se lanza la tienda de música online Amazon MP3 y, ese mismo año, aparece el Kindle. En 2009 y 2010, ven la luz AmazonEncore, que reedita libros autopublicados, y AmazonCrossing, que traduce al inglés. En 2011, se estrena la Amazon AppStore, el servicio de alojamiento Cloud Drive y, hace un par de semanas, la Mac Download Store.

La época dorada del ordenador de sobremesa llega así a su fin, y no sólo por la competencia de portátiles y netbooks. O el desembarco de las tabletas y los smartphones. Es la combinación del nuevo ecosistema móvil con el paradigma del cloud computing la que está marcando la diferencia. Y la que encumbra a Amazon como competidor a tener en cuenta por los grandes nombres de la industria. Diecisiete años después, ya no todo es Apple y Google, mucho menos Microsoft e IBM. Los usuarios demandan contenidos, autonomía, libertad de movimiento y también conectividad continua, algo que Amazon facilita a través de cuatro líneas de negocio diferentes.

Amazon Web Services

En la actualidad, el gigante de los libros es uno de los mayores proveedores de servicios de computación a través de Internet. Por algo fue de los primeros en prever las posibilidades de negocio. Con su Amazon Simple Storage Service (Amazon S3) y su Amazon Elastic Compute Cloud (Amazon EC2), sobre todo, ofrece una solución flexible, escalable y barata para empresas de todos los tamaños y de cualquier rincón del mundo. HootSuite, Quora, Foursquare, Reddit, CoTwee, o Menéame en España, son algunas de esas empresas que la han elegido como plataforma de hosting y desarrollo.

¿Por qué? Los propios sitios web de Amazon utilizan esos servidores, lo que es una garantía. Ya no hace falta invertir grandes cantidades de dinero en gestión y mantenimiento. Basta con abrir el navegador, registrarse, personalizar la aplicación y acceder a ella sin importar el lugar o la hora del día. Y eso en su momento era una novedad. La sincronización entre dispositivos también quedaba asegurada. Cuando la Google App Engine y la Windows Azure Platform de Microsoft se subieron a la nube, AWS ya llevaba a sus espaldas un largo recorrido.

Amazon Cloud Drive

Amazon volvió a adelantarse a sus rivales con el lanzamiento de Cloud Drive, un servicio virtual que permite guardar contenidos musicales en la nube y acceder a ellos desde Macs y PCs con Cloud Player for Web o smartphones y tabletas con Cloud Player for Android, sin necesidad de volver a bajarlos. Aunque nada de iPad, iPhone u otros dispositivos con iOS de momento. También permite almacenar vídeos, fotografías y documentos, yendo un poco más lejos que Spotify.

Este servicio viene a mejorar la experiencia de reproductores como el iTunes de Apple y su tienda de contenidos multimedia, pero también la de música en MP3 de Amazon que, con el visto bueno de los grandes sellos discográficos, revolucionó el mercado al eliminar la gestión de derechos digitales (DRM). Y es que los usuarios prefieren reproducir música vía streaming en vez de descargarla a sus dispositivos y sacrificar la capacidad de almacenamiento de su disco duro físico. Y también prefieren que el proceso de copiado y transferencia de datos se realice de forma automática.

Amazon Appstore

Del mismo modo, han apreciado la iniciativa de su tienda de aplicaciones de probar el producto antes de pagarlo a través de un simulador web. Aunque la App Store de Apple y el Android Market de Google son más veteranos, Amazon ha sabido diferenciarse con una aplicación de pago gratis cada día o las ofertas en exclusiva del nuevo Angry Birds Rio y los juegos Plants vs. Zombie y Chuzzle para Android. Y se esperan más acuerdos como estos en los próximos meses. También existe una aplicación Kindle que en abril fue optimizada para ejecutar la versión 3.0 del sistema operativo para tabletas: “Honeycomb”.

Se trata de movimientos agresivos con el objetivo de robar presencia al mercado oficial de los de Mountain View, que cuenta con un control de aplicaciones publicadas mucho menos férreo y un sistema de organización y búsqueda mucho más caótico. Pero también ha causado ya algún que otro quebradero de cabeza a la firma de Cupertino debido al término escogido para identificarse ante el público: “appstore”.

Kindle y tabletas Android

En el terreno del diseño de hardware, los de Seattle son más inexpertos. Aún así, han conseguido hacerse hueco gracias a su talismán: los libros. Si ya habían revolucionado el modo de comprarlos, también han cambiado la forma de leerlos con su lector portátil Kindle, que permite descargar textos y darles apariencia de papel con funciones útiles, como diccionarios incorporados. En su primer año se vendieron 250.000 unidades y el Kindle ha destronado incluso al séptimo libro de Harry Potter como producto más vendido de la historia de Amazon.com. Y todo cuando nadie apostaba por los e-books, “porque la gente ya no lee”.

A este éxito ha contribuido el emergente negocio de las tabletas que también son compatibles con los libros digitales. Hasta ochenta modelos de tablets PC diferentes llegarán a las tiendas a lo largo de este año, entre ellas un par de Amazon. Poco se sabe de estos dispositivos: que serán fabricadas por Quanta Computer, que tendrán pantalla táctil de E INk Holdings y procesadores de Nvidia, que las remesas iniciales alcanzarán las 800.000 unidades y que llegarán en verano. Asimismo se espera que la empresa se apunte a la moda de los smartphones, siempre con Android de la mano.

La suerte de Amazon es la desgracia de Google. La filosofía de plataforma de código “abierto” de esta última ha permitido a gran parte de la competencia subirse al carro de las tabletas en poco tiempo: Motorola, Samsung, Sony, Asus, Acer, Toshiba, LG, HTC y un largo etcétera. De todas ellas sólo la compañía de Jeff Bezos es vista por los analistas como digna competidora del iPad. Porque sus dispositivos serán presumiblemente más baratos. Porque cuenta con una amplia base de usuarios, su propio canal de distribución y su propio sistema de pago. Y porque ha ido conformando una completa gama de servicios dedicados: libros, música, películas y aplicaciones móviles.

Una guerra gobernada por Android

Los signos de una nueva guerra en el espacio de la computación móvil son evidentes. El Google vs Apple machacón promete dejar paso a un enfrentamiento que sólo englobará a Android. ¿Qué pasará si Amazon ofrece una versión personalizada del software y ésta funciona mejor que las ya existentes? ¿Y si firma acuerdos con los mismos fabricantes y operadores que Google? ¿O si introduce anuncios en sus tabletas y excluye a AdWords y AdSense? ¿Si elige un buscador diferente, como Yahoo! o Bing? ¿Y si los dispositivos no son compatibles con el Android Market? ¿Cómo reaccionará la compañía de la gran G? ¿Cerrará el acceso al código de su sistema?

Amazon emplea en la actualidad a 33.700 personas y cuenta con decenas de centros y almacenes esparcidos a lo largo de Estados Unidos, Europa, Asia y África. Su nivel de ingresos no para de crecer y en 2010 superó previsiones con un aumento del 39%. O lo que es lo mismo, 34.204 millones de dólares frente a los 24.509 millones registrados en 2009. Quizás no sea la empresa con mayor valor de mercado, ni la que más vende, pero sí una de las que mejor se está posicionando para sobrevivir a la era post PC y retar a Google haciendo uso de su propia plataforma.