Anaconda, un nuevo sistema para capturar la energía undimotriz

La Anaconda es un tubo gigante de goma cerrado por los dos extremos y lleno de agua. Se coloca debajo del mar, con uno de los extremos situado frente a la dirección de las olas. El golpe de las olas hace que el borde se comprima y junte el agua que hay en el interior y que recorre todo el tubo. La ola marina que provocó ese bulto en el interior recorre también el tubo por la parte exterior a la misma velocidad, estrujando el tubo más y más y haciendo que ese bulto interior se haga cada vez más grande. Por fin, la oleada llega a la parte final del tubo, donde hay una turbina. La energía producida se transmitirá a través de un cable.

Lo interesante del dispositivo es su sencillez y la poca inversión inicial que necesita. Es mucho más ligero que otros dispositivos de este tipo y no necesita ni cilindros hidráulicos, ni ejes, ni junturas articuladas. Esto reduce los costes de producción, pero también los de mantenimiento, que son uno de los grandes problemas que ahora tienen otros sistemas de energía marina.

En el prototipo están colaborando el Engineering and Physical Sciences Research Council (EPSRC) y la Universidad de Southampton, pero el concepto está todavía en una fase muy inicial.

Los inventores (Chemmate SeaEnergy) aseguran que cuando la Anaconda sea un proyecto comercial, medirá 200 metros de largo y siete de diámetro. Se colocará a una profundidad de entre 40 y 100 metros. Las primeras pruebas han mostrado que un tubo así podría generar una electricidad de 1 megavatio (el consumo de unas 2.000 casas) y que podría generarla a un coste de 7 céntimos de euro por kilovatio o menos. Aunque sigue siendo el doble del coste de la electricidad generada por las centrales eléctricas tradicionales, el ahorro es considerable si se compara con los costes de generación de otros sistemas de energía marina que ya están en marcha.

Diversas iniciativas de energía undimotriz de pequeña escala – de 100 kilovatios a 2 megavatios- están instalándose actualmente en más de una docena de países. Escocia ha operado una planta experimental de 75 kV en la costa de la isla de Islay durante 11 años, que ahora ha sido reemplazada por un modelo de 500 kV, llamada Limpet, frente a las olas que vienen a romperse en las rocas desde 5.000 kilómetros del Atlántico.

Aún así, es una tecnología que sigue planteando muchos problemas de tipo técnico y financiero, ya que los costes de mantenimiento sueles ser muy altos.

vINQulos
EurekAlert.org