Así ha sido Gamefest

El primer día de la feria, Gamefest colgó el no hay billetes. Y las entradas para el sábado ya se habían vendido al completo dos semanas antes de la feria. Los visitantes demostraron así el elevado interés por poder tener una feria sectorial de videojuegos made in Spain, dispuestos a pagar seis euros por un sólo día de entrada al evento.

Gamefest quería ser E3 español. “Los Ángeles tiene el E3, Japón el Tokio Game Show… y ahora a Madrid llega: Gamefest 2010”, publicaban en el site oficial de la feria. “Gamefest es una apuesta de futuro”, señalaba durante la intervención de Steve Ballmer en la jornada inaugural – el plato estrella – el director de la feria, Pablo Crespo, quien agradeció a Microsoft la presencia de su CEO. “Estamos en este escenario por el esfuerzo de Game por hacer la feria de videojuegos que el sector necesitaba”, había explicado poco antes Daniel Cervantes, Managing Director de Microsoft Iberia de Xbox.
Para ellos, todo el pabellón 6 de Ifema. 10.000 metros cuadrados y 30 empresas expositoras – entre las que se encuentran los principales nombres de la industria del juego – para atender a una avalancha humana con muchas ganas de conocer y probar las últimas novedades. En todo el espacio expositor era imposible no encontrarse colas y más colas de entusiastas dispuestos a probar las últimos productos.  Como explicaba a las cámaras de NetMediaEurope el director de marketing de E&D de Microsoft, Alejandro Camino, la feria era necesaria desde el punto y hora en el que había muchas novedades en la industria para presentar al gran público.
Gamefest llega además en la recta final hacia la campaña de Navidad, lo que permitirá a la industria del juego apuntalar el desembarco para la fecha de sus grandes killers.

El mercado de los videojuegos español facturó en 2009 1.200 millones de euros, según estimaciones de la patronal ADeSe. En 2010 se prevé que su cifra de negocio crezca en un 5%, demostrando lo bien asentados que están los videojuegos en el mercado. La percepción que se tiene de ellos también ha cambiado, explicaba en un receso en plena feria el portavoz del organismo, Carlos Iglesias. El juego empieza a verse también como cultura.

Y una cultura, por otra parte, con un público más que fiel. Entre los asistentes era posible encontrar a gente llegada desde puntos tan distantes como Barcelona dispuestos a pasarse el fin de semana en la feria. Gamefest recupera así los años dorados de las ferias TIC, cuando el éxito de público era abrumador y las riadas humanas superaban a los trajes y las corbatas. Con música atronadora y marcianos intergalácticos que se pasean entre los asistentes como si uno más de ellos fuera, Gamefest promete larga vida.