Así financian la televisión los vecinos

España podría eliminar la publicidad de la emisora pública estatal. El Consejo de Ministros del viernes ha aprobado el anteproyecto de ley, que costeará con las arcas de las televisiones privadas y las de las operadoras de telecomunicaciones de ámbito estatal.
La medida no ha gustado, en absoluto, a las operadoras de telecomunicaciones. ”Creemos que la financiación de la televisión pública debería proceder del sector audiovisual y no del de las telecomunicaciones, que tiene que hacer frente, por ejemplo, a los gastos de la universalización de la telefonía, como servicio público esencial”, defiende el presidente de Asimelec, patronal del sector, Martín Pérez.
Pocos espejos tiene donde mirarse España, ya que pocas son las emisoras públicas que hacen apagón publicitario. El caso más cercano, y al que han recurrido tanto unos como otros para apuntar pros y contras, es el francés, que con el arranque de 2009 ha vetado los anuncios en toda la red de cadenas públicas entre las 20 horas y las 6 de la mañana. Horario de prime time y de madrugada libre de los comerciales.
“La desaparición de la publicidad a partir del 5 de enero de 2009 en el conjunto de las cadenas entre 20h y 6 de la mañana marca una etapa decisiva en la evolución del grupo France Television”, explica la compañía televisiva pública francesa en su site oficial. La salida de los anuncios no sólo supuso un cambio en los ingresos, sino que además obligó a rediseñar la parrilla para poder cubrir los huecos dejados por las informaciones comerciales.
La cadena impuso tres nuevos cortes horarios y de hecho ha adelantado sus programas emblemáticos (y de prime time) al inicio de estas horas. “Con estos nuevos horarios, France Télévisions testimonia su voluntad de proponer al público una televisión diferente, ambiciosa, inédita y familiar”.


Pero, ¿quién paga estos servicios? Como se prevé en España, las teleco arriman el hombro y aportan parte del presupuesto que el grupo necesita para sobrevivir sin anuncios. Aún así, la situación del grupo televisivo no es especialmente mala. Frente a los números rojos de RTVE, France Télévisions consigue números positivos con un resultado neto 22,2 millones de euros, según sus últimas cifras publicadas.
Portugal, con anuncios
La televisión portuguesa, que acaba de cumplir medio siglo, inició la década con el objetivo de ser más rentable y reducir sus pérdidas. La compañía, como se recoge en el libro conmemorativo publicado por el grupo, iniciaba el siglo con una situación muy complica  financieramente.
Entre las medidas que se tomaron para salvar a los medios de comunicación, se separó a la televisión del resto de medios públicos. A principios de la década se crea la RTP, la radio televisión lusa, incluyendo varios canales con una voluntad de servicio público y una reducción en el tiempo publicitario. RTP 1, el canal con más audiencia y el único con publicidad, bajó sus tiempos de 7,5 minutos por hora a 6 en 2003, según recoge esta publicación.
La televisión pública portuguesa se financia por tanto con publicidad, además de la contribución estatal. De hecho, y según se puede leer en sus últimos resultados financieros publicados en su web, el peso de la publicidad en el total de beneficios ha ido en aumento (12,7% más de ventas en 2007). La publicidad supone en ese año fiscal el 73% de los ingresos de RTP.
La compañía también recibe dinero público, ‘fondos públicos’, en la que deben contribuir las regiones autónomas y dos fondos compensatorios, el audiovisual y las “indemnizaciones compensatorias”. 
Reino Unido y el canon
El ejemplo a seguir en financiación de televisión pública es, históricamente, la BBC. La cadena pública británica es financiada por los propios televidentes, que pagan un canon anual para poder ver la emisora.
Los británicos necesitan, por tanto, una licencia para poder tener un televisor, pero también un vídeo, un DVD o un teléfono que permita ver la televisión, como apunta la propia emisora en su site. El precio de la licencia es de 142,50 libras esterlinas para un aparato en color y de 48 para uno en blanco y negro.
El sistema gusta a los ciudadanos: un estudio reciente confirmaba que los británicos estarían dispuestos a pagar más si así se salvaguardara la calidad de las emisiones.