Aumenta la exigencia del mercado: los perfiles técnicos son insuficientes sin una visión de negocio

Un profesional de Big Data debe tener además una visión estratégica.

No es un secreto. La tecnología ha pasado de ser una pieza para el mantenimiento de los procesos de negocio a ser un componente diferencial. Sus tentáculos alcanzan ya todos los departamentos de las empresas: desde Marketing hasta Ventas, pasando por Finanzas y RRHH.

Esta realidad plantea grandes oportunidades de crecimiento a las empresas, aunque muchas están aún dando sus primeros pasos en la denominada “transformación digital”.

Según un reciente estudio elaborado por Ericsson, el 75% de los responsables de negocio encuestados ven la transformación digital como “una cuestión de supervivencia”. Sin embargo sólo el 10% de las empresas tiene las competencias necesarias para competir en el nuevo contexto.

Cuando se habla de competencias no sólo se hace referencia a las soluciones y servicios tecnológicos, sino a un aspecto aún más importante: el talento.

La escasez de talento tecnológico ha pasado a ser un problema de Estado. Bruselas puso en marcha en 2013 la Gran Coalición para Empleos Digitales, una iniciativa público-privada destinada a mitigar la brecha de talento tecnológico de la que se aqueja Europa.

Las autoridades esperan que en 2020 habrá cerca de 1 millón de puestos de trabajo TIC sin cubrir.

Entre los perfiles que más se demandarán destaca el del científico de datos. En España, las ofertas de empleo que reclaman expertos en Big Data se triplicaron en 2014 con respecto a 2013. Según datos del portal ticjob.es, el salario medio de estos profesionales es de 37.705 euros anuales.

El estudio recalca que no sólo se les requieren capacidades y conocimientos técnicos; necesitan competencias en el ámbito de liderazgo y la gestión.

Cada vez se hacen más necesarios los perfiles tecnológicos mixtos con un gran componente competencial asociado al negocio, a la industria o sector al que pertenezca”, nos explica Enrique Fernández Capdepont, Hays IT Services Director.

Los profesionales capaces de aplicar sus conocimientos desde una perspectiva globalizada y “menos encapsulada” serán los que más oportunidades tengan. Pero, ¿ofrecen los planes formativos de las universidades estas habilidades de 360º, que combinan conocimiento técnico y de gestión?

La verdadera brecha está entre la universidad y el mundo empresarial. “La cualificación técnica de las universidades españolas sigue teniendo un nivel aceptable”, nos cuenta Fernández Capdepont. “El mayor hándicap es la falta de visión empresarial que normalmente adolecen los planes formativos”, advierte. “Conceptualmente seguimos formando futuros teóricos en lugar de futuros profesionales”.

Las escuelas de negocio son las entidades que vienen a llenar ese vacío formativo.

Las titulaciones postgrado en entidades privadas tienden a especializarse atendiendo a la ley de la oferta y la demanda y ofreciendo muchas veces MBAs adaptados a la formación técnica previa de los profesionales. “Este impulso a la especialización, de momento, sólo puede encontrarse saliendo del circuito público formativo”, lamenta.

Tal y como está el mercado, muy competitivo, una formación adicional es importante”, declara Ana Herranz, directora Alumni Career Services & Research del campus madrileño del IE Business School.

La escuela es una de las entidades educativas de más prestigio a nivel mundial y tiene un “programa estrella”, el International MBA.

Este programa cuenta con un 80% de alumnado internacional -atraído principalmente por la asequibilidad del curso en comparación con los precios de escuelas estadounidenses- y una media de 700 alumnos al año. El 92% de los graduados consigue un puesto de trabajo en los tres meses posteriores a terminar los estudios.

El secreto de este ratio de éxito es precisamente la relación entre la escuela con las empresas. “Cambiamos el programa viendo cuáles son las necesidades que tiene el mercado de forma que los alumnos sean más empleables”, nos cuenta en una conversación telefónica.

Admite que en las últimas convocatorias se está dando más importancia a temas de innovación, transformación y cambio organizativo. “Las grandes empresas demandan personal con creatividad, con capacidad de innovación y con habilidades de resiliencia”, nos explica.

Estamos en la secuela de la transformación digital asociada al talento. Un profundo conocimiento técnico no es suficiente sin una visión de negocio.