El ‘ave fénix’ de la industria barcelonesa

Por Laura Chaparro. Especial desde Barcelona.
En el skyline de Barcelona sobresalen cuatro construcciones por encima de las demás: la majestuosa Sagrada Familia, el rectilíneo hotel Arts, junto a su “hermano gemelo” y un curioso edificio con forma de cohete, conocido como la torre Agbar. Ésta última se ha convertido en el referente de uno de los barrios más punteros e innovadores de Barcelona. Un motor económico, social e industrial denominado distrito 22@, que ha revitalizado y devuelto el poder que hace un siglo poseía el barrio del Poblenou, donde se emplaza.
Octavi trabaja en el Observatorio de la Comunicación Científica, que depende de la Universidad Pompeu Fabra, una de las instituciones que se asientan en el distrito 22@. “Hace años que frecuento la zona y la transformación ha sido impresionante, tanto por la velocidad con la que se ha llevado a cabo como por la arquitectura y actividades que se están desarrollando”, explica. En total, más de 198 hectáreas, o lo que es lo mismo, 255 veces el terreno de juego del Camp Nou, con el objetivo de transformar las antiguas áreas industriales de Poblenou en un entorno donde se pueda “trabajar, vivir y aprender”, tal y como destaca la plataforma que lo gestiona, una sociedad municipal fundada en el año 2.000 por el ayuntamiento de Barcelona. Para ello, el nuevo distrito ha llevado una triple renovación: urbana, económica y social.

La importancia de los clusters

Uno de los pilares de esta renovación económica son los clusters, o conjuntos de empresas relacionadas entre sí que componen un núcleo de conocimiento especializado del que se desprenden ventajas competitivas. Así, durante el año 2009 se han consolidado los sectores Media (audiovisual), TIC (tecnologías de la información y la comunicación), TecMed (tecnologías médicas), Energía y Diseño. Compañías de primer nivel como Microsoft, HP Outsourcing España, Ono, Vodafone, Yahoo!, Endesa Ingeniería, MediaPro, Radio Nacional de España, RBA, Edelvives, Agencia EFE, Gol Televisión, La Vanguardia, Cuatro, Atlas Media, Sanofi Aventis, Accenture, Axa Winterthur, Zurich, Mapfre seguros, Reale, Canon España, Saunier Duval o Gas Natural son sólo algunos ejemplos dentro de las más de 1.500 empresas que han decidido emplazar en este punto estratégico sus instalaciones.

Pese a no encontrarse en el centro de Barcelona, la Avenida Diagonal, eje de la ciudad, recorre todo el distrito y está previsto que, a corto plazo, se construya la futura estación central del tren de alta velocidad y también, la creación de una estación de transportes intermodal, que conectará al barrio con el aeropuerto del Prat.

El Manchester catalán

Y si ahora Poblenou, con su distrito 22@ se está convirtiendo en uno de los motores de la capital catalana, no hay que olvidar que ya tuvo este papel hace más de un siglo.


Por el distrito de San Martín (distrito al que pertenece el barrio de Poblenou), pasaba el primer ferrocarril de España, en 1848. Esta circunstancia, unida a su cercanía al puerto, fue el mejor reclamo para que las fábricas se asentaran en la zona. Así, entre 1855 y 1888, el número de empresas experimentó un incremento vertiginoso: de 57 fábricas a 243, en algo más de tres décadas. Por eso, el distrito recibió el apelativo de “Manchester catalán”, al asociar su fuerte industrialización con el obrerismo militante de sus habitantes, tal y como ocurría en la ciudad inglesa.

“Poblenou surgió para acoger a los trabajadores de las fábricas”, explica Mercè Piqueras, presidenta de la Asociación Catalana de Comunicación Científica. Sin embargo, con la década de 1960, comienza la desindustrialización de la zona. La Zona Franca se convertía en el nuevo centro de desarrollo industrial y las fábricas empezaron a abandonar Poblenou. El barrio comenzó a descuidarse y a degradarse y no fue hasta treinta años después, gracias a las Olimpiadas de Barcelona de 1992, cuando empezó a recuperarse. Piqueras reconoce que, hasta 1992, nunca pasaba por allí. “Las playas estaban muy descuidadas y sucias y ni siquiera habría sabido cómo llegar hasta ellas”, señala.

La cara humana del plan

El curioso nombre de “22@” se emplea porque, hasta aprobarse su remodelación, en Poblenou se construía bajo la calificación urbanística 22a, que establece un uso exclusivamente industrial en esa zona. El nuevo código, 22@, también incluye la presencia de viviendas, normalizando así la situación de las 4.600 viviendas tradicionales de la zona. El plan contempla rehabilitarlas además de construir 4.000 más, de protección oficial. Teresa es vecina de Poblenou y vive en una fábrica que se rehabilitó para convertirse en un espacio de viviendas. “Vivir en Poblenou es muy agradable porque es un barrio de toda la vida, con comercios pequeños, donde, por ejemplo, conoces al panadero”, señala.

Su vivienda, situada a dos calles de la Rambla del Poblenou, centro neurálgico del distrito, se encuentra a tan solo diez minutos de la playa. Mercé Piqueras, vecina de otro barrio de Barcelona, comparte la misma opinión: “Si trabajase en esa zona estaría encantada de vivir por allí”, explica. Más escéptico se muestra Octavi, empleado del Observatorio de Comunicación Científica, que se encuentra a unos metros de la torre Agbar, en el corazón del nuevo distrito. “Todavía lo veo como un barrio en construcción. Le falta madurar, tanto estructural como socialmente”, señala. En total, hasta septiembre de 2010, se habían construido en la zona más de 1.500 viviendas de protección oficial, según datos de la plataforma 22@.

Ciento ochenta millones de euros de inversión pública. Más de 44.600 nuevos trabajadores, de los cuales la mitad tiene formación universitaria (se prevé llegar a los 150.000). Un plan que fue aprobado por unanimidad en el año 2.000 por todos los grupos políticos. Datos positivos de una revitalización a la que muchos le achacan haber tenido poco cuidado con el patrimonio histórico industrial de la ciudad y prestar poca atención a los ciudadanos.  Un indiscutible “ave fénix” industrial, con la renovación urbana y social como asignatura pendiente.