Azimo, alternativa digital a Western Union y Fintech filantrópica

El 80% de los clientes de Azimo envía dinero a sus países de origen para ayudar a sus familias.

Marta Kuprinska fue reconocida como una de las 100 mujeres más importantes del sector Fintech de Reino Unido en 2014. Hace poco representó a Azimo, compañía que fundó hace ahora cuatro años, en una exclusiva reunión que reunió a una decena de startups británicas en el número 10 de Downing Street. Era la única mujer.

Cree firmemente que las mujeres tienen una gran oportunidad en la actualidad. “Nunca ha habido una oportunidad mejor en la historia para crear compañías y para tener un acceso justo a puestos de gran responsabilidad y a empleos que significan algo para la sociedad”, nos cuenta.

En concreto cree que “las Fintech están atrayendo a mujeres porque ofrecen una oportunidad para cambiar una industria que tradicionalmente ha sido fría”.

Cofundó Azimo junto a Michael Kent en 2012 para “reinventar las transferencias de dinero”. El objetivo de la compañía es ofrecer una alternativa a la forma más tradicional de enviar dinero, opuesta al modus operandi de los bancos y el gigante Western Union.

Azimo ofrece un servicio 100% online, muy sencillo y conversacional y capaz de reducir hasta en un 90% los costes con respecto a un banco.

“Conectamos a los clientes a través de la app o de la web a una plataforma donde a través de un equipo nos comunicamos con nuestra red de partners, entre los que se encuentran los bancos”, explica.

El elemento humano se elimina, así que es más barato.

Wester Union gastó 250 millones de dólares en asuntos relativos a cumplimientos legales. En el caso de Azimo este proceso está automatizado. “Es el poder de la automatización”, concluye. Y de la tecnología, podríamos añadir.

La visión de la ejecutiva con respecto a la compañía que fundó y que dirige tiene también algo de filantropía. Habla de democratización de las transferencias, de ofrecer la posibilidad a “familias enteras” de enviar dinero a sus hogares de procedencia a un coste justo. No en vano el 80% de los clientes de Azimo envía dinero a sus casas para ayudar a la familia.

Gran parte de su pasión se debe a que ella misma ha sufrido esas trabas alguna vez. “Yo soy inmigrante también”.

La seguridad: regulación y monitorización

Es inevitable preguntar por la seguridad.

“Estamos regulados por la Financial Conduct Authority, así que gracias a esto tenemos permiso para operar en toda la UE”, nos explica. Además de esto, tienen una plataforma que monitoriza todas las transacciones que un equipo supervisa. Trabajan con tecnología de escaneado de pasaportes para comprobar si han sido manipulados.

Además de esto comprueban la identidad de los usuarios en redes sociales. “Sabemos que una cuenta que lleva activa 5 años, que tiene 500 amigos y que se usa a diario es real. Si una cuenta tiene solo un año y no tiene amigos puede ser un engaño. Son indicadores muy importantes”, ejemplifica.

España, mercado en crecimiento

En los últimos 6 meses el volumen de negocio de Azimo en España se ha disparado un 60% y sigue creciendo; ya es el cuarto mercado más importante de la Fintech, una posición en la que sin duda influye la gran población inmigrante del país. Los países destino del dinero son Colombia, México, Argentina, Estados Unidos, Nigeria y Rumanía.

Rakuten invierte 15 millones de dólares

Crecer es el plan inmediato de Azimo. Acaba de recibir una inversión de 15 millones de dólares de Rakuten, compañía de ecommerce japonesa, también con presencia en España. La inversión servirá para mejorar la herramienta y para apoyar la expansión en un mercado con gran potencial, el asiático.

La compañía ya ofrece sus servicios en más de 190 países con 80 monedas diferentes aunque su aventura acaba de comenzar. El aliciente es precisamente el principal reto: la industria en la que trabaja Azimo es de 600.000 millones de dólares y el 90% funciona aún offline.