Científicos desaconsejan el uso de un parasol gigante para solucionar el cambio climático

Paul Valdes y Dan Lunt han llegado a esta conclusión después de examinar junto a otros colegas los resultados provocados por la reducción artificial de la cantidad de sol que llega a la Tierra. Los científicos creen que aunque estudios anteriores estimaban que se podría construir una arquitectura espacial que sirviese de parasol en los próximos 25 años a un precio de “varios trillones de dólares”, los resultados serían impredecibles.

Según el estudio de la Universidad de Bristol, cuando se comparan los escenarios “incontrolados” del futuro cambio climático, la perspectiva de tener un parasol gigante resulta esperanzadora y viable, en lo que a ingeniería se refiere.

Sin embargo, existen otros problemas que hay que tener en cuenta. Por ejemplo, el enfriamiento que se produciría en los Trópicos, el calentamiento en las regiones polares y la reducción del nivel de hielo en el mar. Además, los científicos han encontrado que se producirían grandes diferencias en los ciclos hidrográficos, ya que las zonas bajo el parasol serían más secas en cuanto a lluvias que cuando el período preindustrial del mundo. Las precipitaciones se reducirían en un 5 por ciento.

No dudamos de la fiabilidad de estas opiniones, pero conviene también saber que el profesor Valdes es uno de lo mayores defensores de la vía de la reducción de emisiones de CO2 como solución al calentamiento global. Los demás miembros del grupo son también firmes defensores de la reducción de consumo energético, y para ellos, ideas como las del parasol no hacen sino mantener un sistema “insostenible” de fuerte sobreexplotación de recursos energéticos.

Por el contrario, el químico británico James Lovelock, en su libro “La venganza de la Tierra” defiende la opción del parasol como solución complementaria al cambio climático, aunque apunta del peligro que supone confiar en soluciones tecnológicas mágicas para no responsabilizarnos del problema.

vINQulos
The Register