Crean transistores a partir de fibras de algodón natural

La combinación del tejido con nanopartículas de oro y polímeros conductores abre las puertas a una nueva era de dispositivos que se pueden llevar encima.

Aunque lectores electrónicos como el Kindle y tabletas como el iPad son el último grito, un grupo internacional de investigadores ha descubierto un nuevo método para crear transistores y circuitos eléctricos a partir de fibras de algodón natural, lo que significa que en el futuro los dispositivos tecnológicos podrían tener la apariencia de una simple camiseta y los usuarios podrían vestírselos como una prenda de ropa más.

El equipo de científicos en cuestión está formado por expertos de distintas universidades (Cornell, Bolonia, Cagliari y Mines de de Saint-Étienne) que han creado dos tipos de transistores, uno orgánico con efecto de campo (OFET) similar a los que se encuentran en las CPUs de las computadoras, y otro orgánico-electroquímico de bajo voltaje (OCET), más adecuado para dispositivos que se pueden llevar encima.

Para fabricar estas piezas, sus creadores cubrieron hilos de algodón natural con nanopartículas de oro y toda una variedad de polímeros conductores. También añadieron una capa de glicol para asegurar que el material fuese resistente al agua.

El algodón fue elegido por sus bajo coste y peso. Este proceso de confección tiene como resultado un material más rígido que el natural pero también es más elástico y adquiere la asombrosa capacidad de transportar corriente eléctrica. Pero lo mejor de todo, según explica el equipo responsable del hallazgo, es que el proceso de recubrimiento no lleva mucho tiempo y es muy similar al que se utiliza para teñir tejidos estándar, lo que simplificará su implementación en la industria.

En vez de incorporar pequeños chips o circuitos impresos flexibles en la ropa, cada hebra de un tejido podrá convertirse en un único transistor y abrir el camino para utilidades como los sensores de temperatura corporal, los sistemas de calefacción y refrigeración, los monitores de frecuencia cardiaca o los detectores de sustancias tóxicas e incluso niveles de radiación, tal y como pronostica ExtremeTech.