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Algunos usuarios de ordenador confiesan ser capaces de trabajar con mayor comodidad disponiendo de dos monitores ante si. Y aunque parece lógico que en algunos desempeños sea más que necesario, casi imprescindible, lo cierto es que no siempre trabajar con dos monitores de ordenador va a mejorar la productividad.

Es el resultado de un estudio que quizá ha servido para encontrar una conclusión contraria a la que se esperaba porque quienes lo han encargado son precisamente fabricantes de monitores de ordenador y lo lógico sería pensar que el resultado auspiciado por sus dólares iría justo en la dirección contraria, recomendando que todos tengamos dos monitores de ordenador en vez de uno y así se incrementen las ventas de Dell, NEC y el resto de fabricantes tras el encargo hecho a la Universidad de Utah, que es quien ha elaborado el informe. Pero el resultado ha sido el contrario y tal vez simplemente con eso ya hayan ganado aún más credibilidad.

De hecho la conclusión es para dos o incluso más monitores. Algunos usuarios piensan que ampliando el número de monitores se amplía el espacio en el escritorio virtual sobre el que se trabaja y que así se puede desempeñar con mayor comodidad o facilidad la tarea y por tanto mejorar la productividad. Y resulta que es justo lo contrario.

La conclusión del estudio es que disponer de más espacio permite abrir más ventanas alrededor del área de trabajo en las que además de las aplicaciones necesarias para nuestras tareas profesionales también dejamos abierto el lector de correo electrónico, las redes sociales, un canal de televisión online o el reproductor multimedia donde tener “en segundo plano” una película o un capítulo de una serie de televisión…

Toda una serie de distracciones que pululan alrededor de lo que debería centrar nuestra atención productiva, pequeños ladrones de tiempo que aunque sólo nos resten segundos de atención o requieran someros vistazos contribuyen a hacernos perder la concentración o simplemente el tiempo. Escasos segundos cada vez que a lo largo de una jornada de trabajo pasan factura.

Una sola ventana en una sola pantalla permite concentrar la productividad y eliminar las distracciones que, si acaso, pueden dejarse para al cabo de una hora de trabajo, por ejemplo, efectuar una pequeña pausa para consultar el correo o las redes sociales, “tomar aire” del trabajo, y al cabo de 5 minutos o un tiempo tasado (obligándonos a cumplirlo) regresar a la tarea principal.

El estudio ha tenido en cuenta desempeños profesionales (muchos centrados en los apartados gráficos o multimedia) en los que múltiples monitores y/o pantallas de gran tamaño son imprescindibles (edición de vídeo, por ejemplo) pero en esos casos como decíamos hablamos casi de una necesidad de mayor espacio para poder acomodar las diversas aplicaciones necesarias, el problema llega cuando basta con un programa determinado o como mucho dos ventanas que podrían estar abiertas en un único monitor (y tampoco siempre uno de gran tamaño) y aprovechando que hemos ampliado el área visual disponible colocamos en las esquinas esos mencionados “ladrones de tiempo”.

Como explica la profesora Gloria Marks de la Universidad de California, experta en el estudio de las distracciones en el ámbito laboral, “trabajar con dos monitores es un arma de doble filo” puesto que puede facilitar algunas tareas pero en la gran mayoría de los casos ese segundo monitor termina acogiendo email, redes sociales y similares fuentes de posibles (por no decir seguras) distracciones.

No obstante, y por si ya estás pensando en desenchufar tu segundo monitor o en no hacer caso de este estudio, sí hay casos en los que precisamente se incrementa la productividad por contar con una segunda pantalla, y además de forma notable. Hasta un 44 % más productivos fueron quienes tenían que editar un texto consultando otras fuentes y en lugar de ir alternando entre distintas pestañas en el mismo monitor colocaron abiertas, una en cada pantalla, las aplicaciones en las que redactaban el texto y aquella en la que consultaban la fuente necesaria para su trabajo.

Evitaron perder tiempo en cambiar entre pestañas o ventanas en segundo plano y además desapareció la necesidad de volver a consultar de nuevo lo que acabas de leer por si se te has escapado algún detalle. Eso sí, en este caso también es recomendable trabajar con pantallas de gran tamaño que permitan tener dos ventanas abiertas en paralelo ofreciendo el suficiente área útil de trabajo sin tener que recurrir con frecuencia a los desplazamientos horizontal o vertical en la propia ventana.

El estudio recuerda también que estas distracciones que nosotros mismos nos ponemos al alcance al situarlas en nuestros monitores no harían sino agravar otro problema que se ha detectado para la productividad en el ámbito laboral de una gran mayoría de centros de trabajo: las frecuentes interrupciones externas. Desde llamadas de teléfono a compañeros que nos hacen una consulta (profesional o para comentar el partido de anoche) o tener que interrumpir una tarea a medio para atender al público, se calcula que el trabajador de oficina medio sufre una interrupción externa cada 11 minutos. El problema no es que la interrupción sea breve y dure segundos o un minuto, es que diversos estudios cifran en hasta 25 minutos el tiempo necesario para volver a concentrarse… por no hablar del estrés generado en el propio trabajador que ve cómo no puede aprovechar el tiempo adecuadamente o no consigue realizar sus tareas… ¿cómo vamos a ser productivos así?

vINQulo

The New York Times