Día de Internet: ¿Tenemos algo que festejar?

La gran fiesta de la Red que por ejemplo en Madrid culminará en la Plaza de Chamberí, con varios concursos, una carpa acercando al ciudadano las nuevas tecnologías y hasta degustación de arrobitas dulces, pretende que “la tecnología salga de su hábitat natural y vaya al encuentro de los ciudadanos”, dicen desde la coordinación del evento.

Entre tanto, las telecomunicaciones –Internet a la cabeza- sigue siendo uno de los sectores que más quejas recibe, con miles de reclamaciones acumulándose en las instituciones de consumo, creciendo exponencialmente en los últimos años.

Un servicio a Internet que no cuenta con la declaración de servicio universal; lento, caro y sin la calidad debida; sin garantías de cumplimiento de la velocidad contratada; con demasiado tiempo y trabas para el cambio de operadora; falto de privacidad; bloqueado en determinadas aplicaciones y servicios y controlado en nombre de la piratería y la seguridad.

Las necesarias inversiones en las mejora de las redes que no acaban de llegar, Internet rural dejado de la mano de Dios, web cerradas e internautas presionados y denunciados por las organizaciones de derechos de autor, nuevo canon sobre el acceso a Internet que repercutirá en el consumidor, la suspensión del servicio a los piratas reincidentes, por no hablar a nivel global de la saturación del protocolo IPv4 que si nos descuidamos nos dejará sin nombres de dominio, no son demasiada motivación para celebrar días de Internet, y sí para reclamar soluciones a los graves problemas en los que está sumida la Red de redes.