¿Llegará el día en que nos hackeen la piel?

Vivimos conectados a la red a través de smartphones, wearables, electrodomésticos, etc. Pronto llegarán los implantes subdérmicos. ¿Y si nos hackean la piel?

Los avances tecnológicos siempre son positivos, ya que nos permiten mejorar nuestra calidad de vida y disfrutar de múltiples ventajas. Por ejemplo, casi todos conocemos a alguien que se beneficia del implante de algún dispositivo como un marcapasos, una bomba de insulina, un audífono, un implante coclear, etc.

Así, la tecnología ha dejado de ser un elemento externo para convertirse en parte de nosotros. En estos casos, se trata de dispositivos para solucionar alguna dolencia médica. ¿Y si empezamos a utilizar implantes para hacernos más cómodas algunas tareas cotidianas?

La tecnología NFC ya está disponible en muchos de los smarthphones en el mercado, pudiendo pagar con ellos en aquellos establecimientos que así lo permitan. ¿Pero por qué pagar con el móvil si podemos implantarnos un chip bajo la piel que haga lo mismo? ¿Y si este dispositivo subcutáneos nos permitiera también entrar a casa o al coche sin usar las llaves, fichar en el trabajo, etc.? Ya hay clubes en los que se ofrece a sus socios o empresas en las que los empleados pueden ponérselos. Disponemos de todo tipo de aparatos conectados a internet y quizá nosotros mismos también lo estemos dentro de poco, tal y como plantea Kaspersky Lab.

“Estamos viendo una creciente comunidad de personas que experimenta con los implantes de chips, que permite a los usuarios realizar de forma rápida y sencilla una variedad de tareas cotidianas, tales como permitir el acceso a los edificios, el desbloqueo de dispositivos personales sin códigos PIN y permitir el acceso de lectura a los distintos tipos de los datos almacenados”, afirma Sjoblad, cofundador de BioNyfiken, una comunidad sueca de biohacking que se ha unido recientemente a Kaspersky Lab para investigar acerca de este tipo de integración tecnológica. “La identificación con el tacto es natural, innata, para los seres humanos. Los códigos PIN y las contraseñas no son naturales. Y cada dispositivo adicional que tenemos que llevar, ya sea un llavero o una tarjeta magnética, es otro elemento que molesta en nuestras vidas”, añade. Para esta comunidad, tener uno de estos implantes es tan natural como llevar un tatuaje o un piercing, por lo que creen que el número de personas dispuestas a implantarse irá en aumento.

Sin embargo, toda tecnología tiene su ‘lado oscuro’ si es mal utilizada. Ya vivimos en un mundo completamente conectado, donde convivimos con múltiples dispositivos enganchados a la red, como smartphones, tablets, ordenadores, wearables, electrodomésticos, etc. Y pronto también tendremos coches conectados. La red nos acompaña donde quiera que vayamos y el Internet de las Cosas ya es una realidad presente. Y eso multiplica el ciberriesgo. ¿Qué pasará cuando la tecnología pase a formar parte de nuestro propio cuerpo?

“La tendencia en Internet de las Cosas ha sido crear productos y llevarlos al mercado rápidamente. Muchas veces, sólo se piensa en la seguridad en el último momento, y a veces nunca. Y aunque la bioaumentación ha sido ‘el tema’ de ciencia ficción durante mucho tiempo, esas historias no tratan sus implicaciones cotidianas: ¿Qué pasa cuando las claves privadas están bajo nuestra piel? ¿Alguien puede convertirse en una copia virtual de mí agitando mi mano? ¿Quién podría estar seguirme donde quiera que vaya?”, se pregunta Patrick Mylund Nielsen, analista senior de seguridad de Kaspersky Lab.

Hay que trabajar para despejar todas estas dudas y reducir la incertidumbre y los riesgos de los usuarios para el momento en el que esta tecnología se generalice. Así, Kaspersky Lab y BioNyfiken van a desarrollar un proyecto de investigación conjunto, con el fin de explorar las vulnerabilidades de estos chips en situaciones cotidianas. “Puede ser que nuestros investigadores no encuentren preocupaciones, pero si yo tuviera un chip NFC instalado en mi cuerpo, me gustaría estar totalmente seguro de que los expertos han investigado a fondo las consecuencias que esto puede traer”, comenta Eugene Kaspersky, CEO y fundador de la compañía. En este sentido, Sjoblad señala que “si el usuario humano tiene que hacer frente a este tipo de vulnerabilidades, será necesario identificar formas de abordarlas”.