DST Global: el social media tiene dueño ruso

Hace unos días, Twitter anunciaba que acababa de completar una ronda de financiación y agradecía sobre todo a DST Global su aportación. La cifra total recaudada por la red social de microblogging, según se supo al día siguiente, ascendía a 800 millones de dólares, de los cuales DST puso la mitad, además de hacerse con el 5% de las acciones de la compañía. ¿Fue esta inversión una sorpresa? Posiblemente no: DST Global es una firma inversora ya conocida en Silicon Valley y su preferencia por compañías de social media convertía en evidente el hecho de que en algún momento acabaría también inyectando dinero en Twitter.

Y es que DST (siglas de Digital Sky Technologies) ha ido poco a poco haciéndose con acciones e invirtiendo en las principales compañías de social media y en las startups más prometedoras del sector, y ya tiene su parte del pastel en firmas como Facebook, Zynga, Groupon o Spotify. Todas ellas compañías que tienen su salida a Bolsa, real o rumoreada, muy cerca, con lo que la rentabilidad del juego de DST estaría más que garantizada.

Pero, ¿quiénes son exactamente DST Global y quién se encuentra detrás? Para contestar hay que viajar hasta Rusia y encontrarse con un nombre: Yuri Milner, el único ciudadano ruso que logró colarse en la lista de los 50 businessmen más prominentes de 2010.

La llegada a Silicon Valley

Una de las cosas que más llaman la atención de DST Global es que hace algo más de dos años nadie en Silicon Valley había oído hablar de ellos o de Yuri Milner. Pero a principios de 2009, Milner llegó a la cuna de la tecnología y buscó a Mark Zuckerberg. De su reunión nació el primer acuerdo que llevó la firma a todos los titulares: DST invertía 200 millones de dólares en Facebook, lo que suponía hacerse con el 1,95% de la compañía.

Pero la cosa no se quedó ahí: en diciembre del mismo año, DST se fijaba también en el éxito de Zynga y decidía ayudar liderando una ronda de financiación de 180 millones en la compañía de juegos sociales. Meses después llegaron los 135 millones a Groupon, y otras inversiones en 360buy (el Amazon chino) y en Spotify. Y en enero de este mismo año, DST anunciaba directamente que invertiría 150.000 dólares en todas (¡todas!) las startups que saliesen de Y Combinator, la incubadora de empresas más prestigiosa de Silicon Valley.

El estilo DST: valoraciones por las nubes y control a los fundadores

¿Es DST Global una firma de capital de riesgo tradicional? Inversión tras inversión, ha ido demostrando que no. Y una de sus pecularidades, posiblemente la razón clave de su éxito (más allá de tener mucho dinero), es que, al contrario que los inversores de toda la vida, DST no pide tener demasiado control sobre el camino que va a tomar la startup en la que ha invertido, dejando el control en manos de los fundadores. Sí, quieren cooperar con la dirección y tener línea directa con ellos, pero no piden una silla en la tabla directiva.

A esto suma una estrategia en la que combina la inversión con la compra de acciones de las compañías a sus empleados y ex-empleados, a precios muy por encima de la valoración de la empresa. Es decir, DST ofrece a las startups o compañías mucho dinero y ni siquiera pide tomar el control, contentándose con ofrecer una opinión sin derecho a voto. ¿Quién se resistiría?

La compañía escoge sus objetivos además de forma muy cuidadosa, a través de un grupo de más de 40 analistas de Goldman Sachs (con quien tienen una relación también muy estrecha) que escoge cuáles son las startups más prometedoras y con más proyección de futuro de Silicon Valley. De momento todavía no han fallado.

Los miedos: la burbuja y el cambio en Silicon

Por supuesto, mientras todos los emprendedores de Silicon Valley miran con admiración a DST Global y esperan algún día ser una de sus apuestas, son también muchos los que han alertado del peligro que puede suponer la presencia de la firma para la cuna del social media. En primer lugar, cómo no, se habla de una burbuja que DST está ayudando a inflar al valorar a las firmas en las que invierte dos o tres veces por encima de su valoración actual (y mucho más si se toma como referencia el valor real de este tipo de firmas como Twitter, todavía en pérdidas).

Otros que han alzado su voz contra DST son los inversores ángel, que ven peligrar su negocio si el estilo de Yuri Milner se extiende: los ángeles cubrían tradicionalmente el hueco entre los primeros inversores (los propios emprendedores, sus familiares, etc) y las grandes firmas de capital de riesgo. DST, no obstante, invierte en ese mismo lugar antes reservado para los ángeles. Estos, que utilizan sus fondos personales para sus inversiones, no pueden competir con las cifras que maneja DST Global.

El otro miedo que han expresado muchos analistas es el de un cambio de paisaje en Silicon Valley y una dispersión del talento. Si hay algo que favorece la llegada de DST Global es el emprendimiento, por lo que se teme que cada persona decida montar su propia startup y desaparezcan las concentraciones de talento en empresas únicas que en su momento hicieron posible el éxito de proyectos como Facebook.

Yuri Milner, mientras tanto, permanece ajeno a los miedos y rumores que suscitan su empresa y su persona, y continúa monitorizando el paisaje del social media para decidir su próxima inversión. También se acaba de comprar una casa en California por 100 millones de dólares. Nunca se había pagado tanto por una casa unifamiliar en Estados Unidos. Pero el estilo de Milner, ya se sabe, es diferente.