Educación tecnológica, ¿relegada al ámbito privado?

La eliminación de la educación tecnológica que contempla el anteproyecto de ley LOMCE contrasta con el aumento en matriculaciones en escuelas profesionales especializadas.

La tecnología es el motor de la economía del momento y del futuro más inmediato. Su capacidad de generar empleo y su constante transformación son garantía de ello. La inversión en I+D es ya una obligación para los organismos públicos si quieren ser realmente competitivos.

Los expertos coinciden en que será más competitivo aquel país que invente y que innove, que aquel que se dedique simplemente a producir lo ya ideado por terceros.

La Asociación de Profesores de Tecnología de Madrid ha alertado en una carta enviada al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte su malestar con la ley LOMCE que pretende reducir la educación tecnológica en las aulas y suprimirla en el Bachillerato.

Consideran que los organismos públicos tienen una “escasa visión sobre las necesidades formativas” de la sociedad y que están creando por consiguiente una “incultura tecnológica”. Al menos durante los primeros años de formación.

Un testigo que recogen las Escuelas Profesionales especializadas

“El sector de las nuevas tecnologías es de los pocos que se ha visto menos afectado por la situación actual”, explica por correo electrónico Marco Antonio Fernández, director general de CICE, Escuela Profesional de Nuevas Tecnologías.

En palabras de Fernández y desde su experiencia al mando de la Escuela, los diseñadores de aplicaciones móviles, los diseñadores gráficos y sobre todo los especialistas en uso de 3D son las profesiones más demandadas. Ha visto que “en los últimos años” ha aumentado de forma notable la demanda de cursos y másteres especializados relacionados con la animación y diseño de 3D.

Hay además un hueco en el mercado a nivel global, que es incapaz de encontrar los profesionales más capacitados para usar de forma eficiente los programas integrados.

Para poder generar un mercado de talento competitivo, Fernández considera vital la búsqueda de “otra forma de enseñanza, ajustada a las necesidades actuales”, que sea capaz de “explotar al máximo” el potencial de cada alumno, su creatividad y talento. Esta, de momento, parece eso sí, relegada a escuelas especializadas.