“El inicio de las movilizaciones en Túnez fue el suicidio a la bonzo de un comerciante, en España ha sido la Ley Sinde”

Enrique Dans, profesor de Sistemas de Información en IE Business School desde el año 1990 y más que activo internauta, es una de las caras visibles de la plataforma No les votes, una de las que ha impulsado la movilización del 15M, que se cristalizó el pasado domingo en concurridas protestas en 50 ciudades españolas.

En una entrevista concedida a Silicon News, Dans analiza el germen de estas movilizaciones con vistas de contagiarse al resto de países europeos y su repercusión en las inminentes elecciones locales y autonómicas del 22 de mayo. En Madrid, centenares de personas siguen acampadas en la Puerta del Sol. “La gente quiere un cambio”, asegura.

– ¿Cuál cree que es el germen del movimiento Democracia real ya?

Sus raíces están en la universidad. Aunque el origen de todo el movimiento es anterior, la movilización se origina cuando todo lo relativo al movimiento anti Sinde, de la resistencia a la Ley Sinde. A partir del momento que es aprobada, se convierte una demostración para muchos españoles que lo estaban siguiendo de cómo los políticos de los tres principales partidos que se supone que representan a un porcentaje enorme de la ciudadanía, pactan para votar en contra de los intereses de la ciudadanía y y éstos lo están expresando en la red, incluso en la calle. La gente se da cuenta y dice: esta política no nos vale.

En ese momento empieza toda la iniciativa de No les votes, que publica unos manifiestos y a partir de ahí surge la gente de Juventud sin futuro y los de la Democracia real ya. Nosotros nos hemos limitado a publicar un par de manifiestos  y a dejar que la gente actúe, hable, suba fotos y haga sus vídeos. La gente de Juventud sin futuro consigue organizar una protesta en la calle con mucha gente y que acabó con algunos incidentes y a partir de ahí, en mes y pico, la gente de Democracia real ya consigue una manifestación, la del día 15, que fue mucho más multitudinaria y mucho más importante.

– ¿Puede compararse, aunque sea en esencia y por el papel que juega internet, este movimiento a los vividos en Túnez y Egipto?

Totalmente, pero con la salvedad de que en los países árabes había un gobierno que tirar, una autocracia. Aquí no, esto es un país con una democracia sólida y madura, con unas instituciones en principio respetables pero que está demostrado con el tiempo que la democracia se ha ido corrompiendo hasta convertirse en una partidocracia, en un régimen en el que los grandes partidos se alternan en el poder con una ley electoral que lo permite sin que ningún otro pueda entrar.

Además se comportan como grandes empresas completamente ineficientes, completamente corruptas y que ya no responden a los intereses de los ciudadanos sino que responden a intereses de los lobbies que les pagan la campaña o que les financian su estructura. La diferencia es esa. Para que la gente sea consciente de que puede hacer cosas necesita algo que lo dispare y en Túnez pudo ser el suicidio a lo bonzo de un vendedor que pasaba vendiendo fruta en su carrito  y aquí fue la Ley Sinde. A partir de ahí el uso de la red es exactamente igual con la diferencia que España es un país con muchos mejores medios y mayor implantación de redes sociales.

– La protesta se ha producido en plena campaña electoral y esto ha motivado a que muchos partidos políticos se acerquen al movimiento y se identifiquen con el mismo. Algo paradójico cuando se trata de un movimiento precisamente contrario a la clase política.

Es una cosa que siempre pasa. En el caso de Egipto hubo algunos momentos en los que parecía que las protestas estaban encabezadas por los musulmanes y en otros momentos se transmitía la idea de que era un tema plural y que había de todo. Aquí ha pasado lo mismo, siempre hay gente que se acerca que cree que puede ganar algo de ahí. Siempre habrá alguien que diga: como las multitudes avanzan en esta dirección yo me pongo delante y parece que soy el cabecilla.

Pero esto es una sociedad hiperconectada y en un movimiento como este en el que la gente está completamente conectada con móviles, twiteando, colgando cosas en Facebook, subiendo fotos, etc. es francamente ridículo, no dura nada. Se desactiva de una manera casi inmediata. Llega Willy Toledo a la plaza y empieza a hacer activismo de toda la vida y la gente automáticamente empieza a twitear barbaridades sobre él y a decir que no los representa nadie. Ahora todo se hace de una manera transparente.– Algunos medios han criticado que el movimiento carece de una lucha concreta y de unos objetivos claros.

Es que tiene que ser así. Lo que no puedes hacer es conseguir que la gente baje a la calle a por un par de objetivos como si fuera un programa. En eso no se pone de acuerdo la gente. Lo único que pone de acuerdo a la gente es la necesidad de cambio. Todo el mundo baja porque todo el mundo dice: tenemos que cambiar esto, esto no funciona, los partidos no me representan. No tienes más que ponerte a ver la manifestación, yo  nunca había visto tantas pancartas diferentes, hechas cada uno con sus medios y diciendo cosas completamente distintas.

No puedes aspirar a que toda esa gente que está ahí se sienta capacitada para hacer unas peticiones concretas, eso no va a ocurrir. Por ahora lo que hay que hacer es demostrar que hay un montón de gente que pide y necesita un cambio, a partir de ahí ya veremos de dónde viene el cambio. No es controlable, por eso lo que surja a partir de aquí no son condiciones que se vayan a fraguar en una plaza. Tendrán que producirse a través del funcionamiento normal del sistema democrático. Aquí nadie quiere tirar al gobierno, que está legalmente constituido, y tampoco se ha votado aún, ya veremos lo que pasa. Esto es un proceso muy largo.

– ¿Qué tiene que ocurrir ahora?

Preferentemente que no haya violencia y que los partidos se den cuenta de que esto es una exigencia de cambio absolutamente urgente y que hay que interrumpir determinadas cosas para priorizar otras. Es posible que se tenga que cambiar rápidamente la ley electoral, incluso la constitución. Sería un cambio sin precedentes en este país pero es que a lo mejor es necesario.

– ¿Tendrá este movimiento efectos que se reflejen en las elecciones del próximo domingo?

Queda menos de una semana, pero lo que creo que va a ocurrir es una traslación de voto, que un determinado porcentaje de gente posiblemente siga la consigna que se ha respetado en torno al movimiento y decidan no votar a los grandes partidos. Sinceramente creo que tal y como están las elecciones va a seguir igual y con un resultado bastante parecido al que se esperaba. El Partido Popular está en la dinámica de no hacer nada porque todo le va muy bien.

Además, es muy difícil que haya un trasvase de votos hacia un lado o a otro. Puede haber una subida de las fuerzas tradicionalmente más minoritarias y que es conveniente porque el principal objetivo de todas las demás opciones es cambiar la ley electoral que es la ley que ha sido pervertida para convertir esto en un monopolio, en una partidocracia.

– ¿Demuestra este movimiento sin precedentes forjado, impulsado y expandido a través de redes sociales que estamos ante un cambio de paradigma?

La teoría de los partidos hasta ahora era que las movilizaciones de la red eran muy escandalosas en la red pero que nunca saltaban a la calle. La teoría la protagonizaba José María Lassalle que decía: “si son cuatro gatos, no hay que hacerles caso. Podemos aprobar la Ley Sinde y hacer lo que nos da la gana porque total a la calle no van a salir”. Fíjate con lo que se encuentra ahora. Es seguramente el político más desacreditado de este país porque ha sido el que ha provocado gran parte de lo que está ocurriendo ahora mismo.

A partir de ahora lo que va a ocurrir es que la gente en cuanto vea que se puede salir a la calle y organizar este tipo de cosas, lo que les pedirá el cuerpo es seguir organizando este tipo de cosas. Es algo que no tiene retorno. Cada vez que haya una petición que lo merezca, esa petición pasará a las redes sociales, aquí se desarrollará, se engordará y se comprobará la verdadera fuerza y automáticamente se llevará a la calle. Eso es algo que no vamos a poder evitar, es un componente del futuro en una sociedad hiperconectada. Acabará derivando en una democracia más sana, más digna.

– ¿Se puede hablar de una revolución?

Apunta a eso, pero todavía no tiene consecuencias. Yo creo que se puede empezar a hablar de revolución cuando ves que las consecuencias son inevitables y algo claro va a salir de ahí. Por ahora no tengo ni idea, estas cosas no son ni predecibles ni controlables. Si alguien dice lo que va a ocurrir es alguien que especula y que a lo mejor acierta pero que está jugando a la lotería. Nadie sabe lo que va a pasar aquí. Lo mismo ocurre que de repente en una ciudad las fuerzas del orden público monten un lío represivo horroroso y se monte algo violento, o que Sol sea la representación de gente de una tendencia u otra, no hay forma de saberlo.

*Más información sobre el uso de las redes sociales en Democracia Real Ya! y cómo internet está cambiando la escena política en la siguiente entrevista con Ángel Adell, coautor del libro Marketing Político 2.0.