El mercado de supercomputadores apunta al alza

International Business Machines y Hewlett-Packard dominan el mercado de servidores para computación de alto rendimiento con cuotas del 32,6% y el 32,1%, respectivamente.

Por fin se han publicado los resultados para el mercado de superordenadores durante 2011, y las cifras son más positivas de lo que había pronosticado la consultora IDC en un principio. Tanto es así que las ventas de este tipo de sistemas han crecido un 8,4% hasta los 10.300 millones de dólares, frente a unas más discretas previsiones que consideraban prácticamente infranqueable la barrera de los 9.500 millones del año anterior.

Esto ha sido posible gracias a las invesiones gubernamentales en sistemas de computación de alto rendimiento (HPC) con velocidades de varios petaflops, que han compensado el declive de la economía mundial y la reducción del gasto para sistemas más humildes.

En base a la definición de IDC, cualquier sistema de computación de alto rendimiento con un precio superior al medio millón de dólares entra dentro de la categoría de supercomputadores. En este sentido, las máquinas diseñadas para realizar cargas de trabajo como la simulación o el modelado representaron un 42,3% de todos los ingresos (4.361 millones de dólares).

Por su parte, la representación de los equipos para “workgroup” de menos de 100.000 dólares se ha limitado a los 1.213 millones. La de los superordenadores departamentales, que cuestan entre 100.000 y 250.000 dólares, se ha multiplicado por tres hasta los 3.481 millones. Y la de las máquinas de división, con mayor empuje y precios nunca inferiores a 250.000 dólares, ha vivido un periodo de constantes subidas y bajadas que ha terminado con 1.246 millones a finales de diciembre.

En cuestión de marcas, IBM ha concluido 2011 con el 32,6% de la tarta mundial de servidores para centros de datos e ingresos por valor de 3.310 millones de dólares. Hewlett-Packard no le pierde la pista y ya cuenta con un 32,1% de cuota de mercado y los mismo 3.310 millones de dólares. Lo que los analistas han dado en llamar un empate técnico.