El proceso de diseño y la filosofía de producto según Johnny Ive, alma mater del diseño en Apple

La filosofía de Steve Jobs de motivar a los diseñadores e ingenieros de la marca para que se mantuviesen enfocados en obtener grandes productos pervive en la era capitaneada por Tim Cook y en parte es responsabilidad de Jonathan Ive, máximo encargado de tareas relacionadas con el diseño en Apple y que a pesar de que casi nunca ofrece entrevistas recientemente ha respondido las preguntas de un periodista de The New York Times, lo que permite adentrarnos en su visión creadora al tiempo que conocemos ciertos entresijos de la casa de la manzana mordida.

En la misma explica que el grupo de diseño industrial lleva trabajando de manera conjunta, en pequeños grupos, desde hace unos 15/20 años, de manera que la concentración en el desempeño de sus tareas es máximo.

En cuanto al legado de Steve Jobs, Ive destaca que en la esencia de la cultura de Apple se encuentra la sensibilidad y la comprensión del diseño, el desarrollo y la fabricación del dispositivo logrando que forma y materia interaccionen en el proceso ofreciendo un resultado bello y completamente conectado. Para ello es fundamental “entender” los materiales  para que si se combinan (metal, vidrio, resina, plástico…) lo hagan con armonía.

Esto es lo que permitió pasar de fabricar ordenadores de plástico a los actuales de metal, afrontando los desafíos de trabajar con titanio, un nuevo material que obligaba a rediseñar el concepto de ordenador que se tenía hasta ese momento así como descubrir nuevos aliados con los que trabajar.

En relación con la intervención de Ive en el proceso de diseño de iOS 7, el entrevistado explica que se encargó de liderar y dirigir el equipo de desarrollo en cuanto a lo que tenía que ver con la interfaz de usuarios y que geográficamente trataba de permanecer en estrecho contacto. Hablando de estrecho contacto, Ive comenta que se reúne con Tim Cook al menos tres veces a la semana tanto en el despacho del CEO de Apple como en la propia área de diseño. Una relación que tampoco es nueva puesto que ambos llevan un par de décadas colaborando en el núcleo duro de Cupertino, vamos, en el corazón mismo de la manzana mordida.

Quizá la pregunta más interesante tiene que ver con la capacidad del equipo para ser pacientes mientras tanto los inversores como los fans de la marca están constantemente pidiendo que de Apple salga el nuevo dispositivo que lo revolucione todo. Ive reconoce que efectivamente es duro y que en ocasiones puede resultar complicado concentrarse en el dispositivo en cuyo desarrollo se esté trabajando pero también aclara que una de las mayores diferencias con el resto de sus competidores es la concentración extrema en el producto y en desarrollar buenos productos. También recuerda que en el momento en que llegaron al mercado los dispositivos que ahora se consideran como “revolucionarios” sufrieron ataques y desprecios casi generalizados, desde el iPod hasta el iPhone o especialmente el iPad del que lo más cariñoso que se dijo fue que era “un iPod grande”.

Lo más difícil, concluye Ive, es pasar meses trabajando duramente en algo y no tener la certeza de si será un éxito, pero no por ello puede uno darse por vencido cuando se está trabajando en algo nuevo y se tropieza con lo que puede parecer un obstáculo insalvable, en ocasiones incluso físico o material. En esas ocasiones sólo resta hacer una llamada a las altas esferas y reconocer “hemos estirado esto al máximo y hemos chocado con las leyes de la Física, que no podemos cambiar”. Ese parece ser el único límite que conoce Johnny Ive.

vINQulo

The New York Times