El DRM ha muerto, larga vida a las marcas de agua

Las marcas de agua permiten proteger los derechos de autor de los contenidos digitales dejando que la compañía haga un seguimiento del recorrido que hace la música a través de las redes P2P. Para ser más precisos, una marca de agua adjudica un número de serie único al contenido original, que se reproduce en las sucesivas copias.

Este sistema ha sido hasta ahora rechazado por las grandes discográficas, al menos públicamente. Warner y EMI son tajantes y dicen no utilizar las marcas de agua, mientras que las pistas libres de DRM de Sony y Universal contienen marcas de agua “anónimas” que no pueden hacer el seguimiento a los compradores individuales.

El principal problema es la privacidad y cómo las marcas de agua pueden atentar contra ella. La información que proporcionan sobre el camino que siguen las copias puede ser utilizada por los reguladores para forzar los controles de copyright y para implantar en los ISPs nuevos sistemas de filtrado.

Los códigos de las marcas de agua se transmiten desde la fábrica hasta la descarga, aunque no impiden a los usuarios escuchar las copias realizadas, como hace el DRM. Y como siempre, Microsoft ya se ha apuntado a la moda. En septiembre registró una patente para un sistema de marcas de agua llamado El Dorado. Según la descripción del registro, El Dorado “ha sido diseñado para sobrevivir en todos los procesos como compresión, ecualización, conversión, grabación, etc. Ha sido diseñado también para resistir a los intentos de quitar o modificar la marca de agua”.

En cualquier caso, aún es pronto para saber cómo van a reaccionar las discográficas.

vINQulos
Wired