Ericsson: 5G no será una revolución, sino una evolución

La quinta generación de banda ancha móvil supondrá en 2020 tasas de transferencia hasta 100 veces mayores que las ofrecidas por las conexiones actuales, pero también será necesario reducir considerablemente la latencia.

Ericsson ha ofrecido hoy su particular visión de las futuras redes 5G que se desplegarán durante los próximos años. No será antes de 2018, aunque en Europa no veremos su adopción hasta 2020, fecha en la que ya estará definido un estándar mínimo para la industria de las telecomunicaciones.

Gracias al 5G se crearán nuevas formas de innovar, colaborar y socializar. De hecho, el fabricante habla de una “Sociedad en Red”, en la que todo el mundo estará conectado, pero de una forma mucho más compleja de la que conocemos en la actualidad. De hecho, Guillermo Quintana, director de Banda Ancha Móvil de Ericsson Iberia, declaraba que “los motores de evolución hacia el 5G no son ya puramente tecnológicos, sino que tienen connotaciones sociales. Esta nueva generación de banda ancha no supondrá una revolución, irá de la mano de las necesidades de los usuarios finales y las empresas”.

Pero para que esta adopción se produzca han de converger muchas características que la compañía reúne en dos principalmente:

  • Flexibilidad (las redes deberán ser abiertas, móviles, programables, ágiles y sostenibles)
  • Robustez (también escalables, seguras, fiables y configuradas bajo estándares)
Guillermo Quintana, director de Banda Ancha Móvil de Ericsson Iberia
Guillermo Quintana, director de Banda Ancha Móvil de Ericsson Iberia

De cumplirse estos requisitos, una misma red 5G será capaz de dar cobertura a múltiples industrias, algo que no es fácil encontrar ahora. La infraestructura cloud con su correspondiente gestión y orquestación será clave, pero también las aplicaciones SDN de última generación que se desarrollen a través del acceso a las comunicaciones por radio.

En este sentido será también necesario combinar la infraestructura tradicional como el actual parque de estaciones base con otros equipos instalados en mayor número y en localizaciones hasta ahora nunca vistas, como farolas o fachadas de edificios. Y, cómo no, capaces de ser compatibles hacia atrás, con otros estándares como el 2G, 3G y 4G: “Se seguirán utilizando en muchos escenarios donde no se requieren altas velocidades, como en muchos dispositivos con sensores para el Internet de las Cosas”, apuntaba Quintana.

El resultado de esta evolución hacia el 5G permitirá allá por 2020 tratar con 1000 veces el volumen de datos que se gestionan en la actualidad. Habrá hasta 100 veces más dispositivos conectados, y se generarán tasas de transferencia entre 10 y 100 veces mayores. Además, se reducirá en 10 veces el consumo energético con la mejora de las autonomías de las baterías, por ejemplo. Más importante aún será la reducción de hasta 5 veces la latencia producida en las redes, “uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la industria”, recalcaba el directivo.

Mientras llega esa estandarización –no antes de 2018- veremos cómo otras tecnologías de enlace, que podrían denominarse 4,5G, verán la luz hasta ese momento. Es el caso de LTE-Advanced, arquitectura con la que ha se han realizado diversas pruebas durante los últimos meses para transmitir a velocidades de 450 Mbps combinando tres portadoras de 20 MHz. Aunque nada comparado con los 5 Gbps de bajada que podremos disfrutar en las futuras versiones de 5G. “Para hacernos una idea, se podría descargar una película comercial en DVD en cuestión de 4 o 5 segundos”, finalizaba Quintana.