Superar un precio de venta de 1.000 dólares podría ser la sentencia de muerte de la gran apuesta de Intel para seguir manteniendo su hegemonía en el segmento de ordenadores portátiles y adentrarse en el de tabletas.
Superar un precio de venta de 1.000 dólares podría ser la sentencia de muerte de la gran apuesta de Intel para seguir manteniendo su hegemonía en el segmento de ordenadores portátiles y adentrarse en el de tabletas.