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Bajo el título de ?Cifras claves de la ciencia, la tecnología y la
innovación en 2007?, la Comisión
Europea
ha hecho público hoy un informe donde se indica que la intensidad
del sector
I+D
-expresado en referencia al porcentaje del PIB de los distintos países- se está
estancando en el continente desde mediados de los noventa.

Más concretamente, en 2005 sólo un 1,84% del Producto Interior Bruto fue
consagrado a la investigación y al desarrollo en la Europa de los 27. Este
porcentaje es inferior al de países como Estados Unidos, Japón o Corea del Sur,
quienes contrariamente, han incrementado sus esfuerzos en este ámbito, de forma
que a día de hoy el conocimiento mundial está más equitativamente repartido que
nunca.

Además, se observa una recuperación de las economías emergentes como China,
de manera que, si las tendencias actuales se mantienen, el país asiático
alcanzará a la Unión en el año 2009 en términos de I+D.

No obstante, algunos estados miembros presentan una alta actividad en I+D
como Austria, Alemania, Finlandia y Dinamarca, que muestran que es posible
mantener o incluso aumentar la intensidad de este sector por encima del 2% o el
3%.

Al mismo tiempo, el informe pone de manifiesto que un porcentaje superior al
85% de la divergencia entre la Unión Europea y sus principales competidores se
refiere a las diferencias en el entramado industrial y el sector de alta
tecnología con que cuenta cada país, así como en los presupuestos que el sector
privado dedica a I+D. En concreto, Europa dispone de un entramado industrial de
más limitado que el estadounidense ?que se configura como líder en esta materia?
y además, es uno de los sectores donde menos se invierte actualmente.

Por otro lado, se insiste en la necesidad de revisar las acciones lanzadas
desde Europa en el 2005 dentro del la llamada “estrategia de Lisboa”, así como
en un cambio de orientación hacia la eliminación de este déficit en I+D.

?El conocimiento es la clave de la competitividad?, ha declarado M.Janez
Poto?nik, miembro encargado de la ciencia y la investigación en el seno de la
Comisión Europea. ?Para que las empresas europeas ocupen las primeras plazas en
el futuro, necesitan invertir desde hoy en conocimiento, y los gobiernos deben
poner en práctica las medidas apropiadas para ayudarlas?.

Falta eficacia científica

En lo que respecta a la investigación, aunque la Unión Europea es el mayor
productor mundial de conocimientos científicos, su difusión hacia el exterior
es más débil que la americana.

Así, Europa está precedida por los Estados Unidos en todas las disciplinas
científicas con respecto al número de publicaciones que son referencia. Por otro
lado, las universidades de la Unión Europea están infrarrepresentadas en las
primeros puestos de la clasificación sobre la base de los indicadores
bibliométricos de las grandes universidades del mundo.

Por lo tanto, el nexo entre la tecnología (invenciones patentadas) y la base
científica es más débil en la Unión que en los Estados Unidos, a lo que se une
el hecho de que Europa tiene dificultades para penetrar en las nuevas industrias
de alta tecnología.

Paralelamente, si bien los gastos del sector privado constituyen un elemento
importante en cuestiones de I+D, el sector público conserva, por su parte, un
papel esencial. En este sentido, el organismo europeo alerta sobre la necesidad
de mantener la financiación pública de la I+D para permitir que las actividades
de iniciativa privada puedan desarrollarse y apoyarse sobre una base científica
sólida.

De hecho, las cifras revelan que la conjunción de fuertes contribuciones del
sector privado y los niveles elevados de financiación pública permite llegar a
una alta intensidad en investigación y desarrollo. Una medida que, en las
economías en fase de recuperación, es crucial para crear y desarrollar este tipo
de capacidades.