Internet está revolucionando todos los ámbitos sociales y económicos. Ni siquiera un sector tan poderoso y arraigado como la banca está al margen de su fuerza arrolladora.

Hace algunos meses hablábamos de la amenaza que están planteando al sector bancario empresas tecnológicas como Apple, Google, PayPal, Facebook o Amazon, tal y como recogía el ‘II Ranking anual sobre competidores del sector financiero’, elaborado por el Instituto de Estudios Bursátiles (IEB). Sirva de muestras la ‘carrera’ de iniciativas relacionadas con los pagos electrónicos que estamos viendo en los últimos meses, con desarrollos como Android Pay, PayPal.Me, PayPal Here o Samsung Pay, además del ambicioso Apple Pay.

¿Cabe plantearse un futuro en el que este tipo de compañías arañen una cuota de mercado apreciable o incluso desplacen a algunas entidades financieras? ¿En qué situación podría estar el sector bancario en un plazo de 5 ó 10 años? “Es muy complicado hacer previsiones sobre quiénes serán los mayores competidores a un plazo tan largo, puesto que en apenas doce meses surgen nuevos jugadores en el panorama competitivo. Lo que parece claro es que las cosas van a cambiar. Habrá menos entidades financieras pero mucho más tecnológicas, y algunas tecnológicas mucho más financieras. Seguro que para entonces las grandes compañías, como Apple, Google, Facebook y Amazon, ofrecerán una gran gama de soluciones financieras. Por otro lado, todas las plataformas colaborativas habrán llegado a la madurez y el mundo de los pagos, cambios de divisas, financiación vía crowdlending y las criptodivisas serán algo normal en el día a día de los clientes”, asegura Rodrigo García de la Cruz, director del programa de Innovación y Tecnología Financiera del IEB.

En cualquier caso, este experto tiene claro que las entidades financieras deberían empezar a preocuparse. “El cambio que viene es muy disruptivo y no sólo afecta en términos de tecnología, sino también a nivel organizativo y en la forma de trabajar y de implementar la innovación de forma sostenible. Habrá entidades que salgan fortalecidas y otras simplemente desaparecerán. La diferencia radicará en la preparación para el cambio digital de los profesionales que integran la compañía. Y la formación en conocimientos digitales de todos y cada uno de los empleados será absolutamente diferencial”.

Las ventajas de las tecnológicas

La pujanza de las tecnológicas no es fruto de la casualidad. Este tipo de compañías cuentan con una ventaja de la que carecen las entidades financieras: son mucho más rápidas y flexibles. Los bancos están haciendo grandes esfuerzos para ‘tecnologizarse’ , pero tienen problemas para llegar a tiempo y suelen ir un paso por detrás. Si bien disponen de muchísimos recursos económicos y humanos para desarrollar soluciones tecnológicas que respondan a las necesidades de los clientes, suelen ser grandes ‘transatlánticos’ altamente burocratizados, lo que ralentiza los procesos.

Además, las entidades financieras generalmente actúan de forma ‘reactiva’: primero aparece la necesidad entre los clientes, se detecta y, finalmente, se desarrollan las soluciones. Al fin y al cabo, la tecnología no forma parte de su ‘core business’, sino que se trata de una herramienta aplicada a su negocio principal, por lo que se entiende como algo accesorio. Al menos esa es la visión que tienen buena parte de sus cúpulas directivas, para desgracia de los departamentos de IT.

El mundo tecnológico suele proceder al revés, germinando las ideas antes incluso de que lo demande el público. De hecho, muchas veces se desarrollan soluciones cuando el mercado aún no está preparado para ellas, quedándose en un cajón.

Asimismo, las tecnológicas tienen otras ventajas a la hora de abordar este mercado. “Cuentan con gran imagen de marca, a diferencia del sector financiero. Y dominan todo lo referente a las buenas experiencias de usuario. Por ese motivo, muchas de ellas cuentan con fans en lugar de clientes. Por otro lado, existe un nuevo ecosistema digital que se está creando con múltiples startups ‘fintech’ que proponen nuevas soluciones materializadas en productos y servicios digitales más fáciles, baratos y rápidos de utilizar que los ya existentes. Este ecosistema tiene una parte colaborativa con el sector, pero también una competitiva muy importante”, reseña García de la Cruz.

Confianza y barreras legales

No obstante, las empresas tecnológicas seguirán teniendo que hacer frente a importantes obstáculos. Por un lado, tendrán que ganarse la confianza de los clientes. Aunque la reputación del sector bancario ha quedado muy erosionada tras la crisis económico-financiera de los últimos años, la mayor parte de los usuarios se sienten seguros a la hora de operar con las entidades tradicionales. Se trata más de una mala imagen, pero el consumidor considera que detrás de las acciones de los bancos hay organismos de vigilancia y control, por lo que se siente seguro.

Por el contrario, todavía puede tener cierta desconfianza ante la fiabilidad de algunas pequeñas compañías que van llegando al mercado con el fin de prestar servicios financieros. En cualquier caso, se trata de un problema que afecta más a las empresas de reciente creación que a las tecnológicas más importantes. “Las grandes marcas contarán con mayor confianza del consumidor en contraposición con las nuevas start ups”, afirma el profesor del IEB.

También cabría plantearse si el consumidor actual está preparado para la llegada de estos nuevos actores. García de la Cruz considera que éste no es ningún inconveniente. “No sólo está preparado, sino que en algunos casos los está esperando. Por primera vez en la historia, los consumidores tienen más información, poder y capacidad de decisión que nunca, puesto que tienen la tecnología en sus manos”, afirma.

Por otro lado, el sector financiero está altamente regulado, por lo que no es fácil entrar en el mercado con capacidad competir con los ‘players’ tradicionales. “Las barreras legales serán muy importantes, por eso se producirá un cambio progresivo y no veremos un Google Bank o un iBank de Apple en el medio plazo. Pero sí seremos testigos de cómo van ofreciendo cada vez más nuevos servicios financieros a sus clientes y usuarios, adaptándose a las legislaciones existentes”, declara García de la Cruz.

Oportunidades de negocio

El experto del IEB opina que las empresa ‘fintech’ podrían arañar una mayor cuota de mercado “sobre todo en el mundo retail, en el área de los pagos, cambios de divisa, tarjetas de crédito y pequeños préstamos”.

Aunque la mayor parte de las iniciativas se están gestando fuera de España, en nuestro país también están surgiendo empresas que apuestan por este sector. Por ejemplo, han aparecido agregadores o gestores financieros personales como Fintonic, Ahorro.net o Afterbanks. En el ámbito de la gestión de criptodivisas tenemos Coinffeine, mientras que crowdlending destacan Arboribus, Comunitae, LoanBook o Zencap, entre muchas otras. Pero si hay una empresa que sobresale sobre el resto esa es Kantox, dedicada al cambio de divisas. Esta compañía, con sede en Barcelona y Londres, es un auténtico referente en este ámbito. La compañía afirma que ya ha transaccionado más de 2.000 millones de dólares.

El seguro toma nota

Además de la amenaza al sector bancario, otro sector muy próximo que está viendo de cerca el desafío de las tecnológicas es del seguro. “Los nuevos competidores llegarán igualmente al sector asegurador. Si los comparadores de seguros ya cambiaron la forma de relacionarse con sus clientes, las nuevas iniciativas tecnológicas como el Internet of Things (IoT) o el Big Data Analytics generaran oportunidades para conocer mejor los comportamientos de los clientes, pudiendo generar nuevas oportunidades competitivas en el mundo de los seguros de salud y automóvil, entre otros”.

Hace un par de años, Accenture señalaba en un estudio que el volumen de ventas de seguros en Europa a través de canales digitales alcanzaría los 25.000 millones de euros en 2016. Y en un informe posterior, la consultora ponía de manifiesto que el 23% de los clientes de seguros estarían dispuestos a contratar sus pólizas con compañías ajenas al sector asegurador, como Google o Amazon. Y éstas parece que no van a desaprovechar un bocado tan suculento. Así, la empresa de Mountain View lanzó en marzo Google Compare, un comparador de seguros de automóvil. De momento, sólo opera en California.

David Ramos

Soy periodista freelance especializado en información económica, gestión empresarial y tecnología. Yo no elegí esta especialidad. Fue ella la que me escogió a mí.

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