Estamos entrando en un punto bastante espinoso ya que la privacidad del usuario, si bien afirman que no se vería comprometida, sí que dejaría de ser tan privada de cara a los DNS.
La idea de recibir una fracción de la IP de origen de la petición tiene lógica y mejoraría el tráfico web al permitir asignar al usuario un DNS que resolviera la dirección en un menor tiempo debido a su proximidad y disponer de un menor número de saltos hasta llegar al mismo. Sin embargo, dicho proceso no es del todo interesante si queremos mantener cierto anonimato de cara a Internet.
Habrá que ver cómo acaba la propuesta de Google y comprobar si tiene utilidad real, es decir si mejora notablemente el tiempo de resolución y la experiencia de navegación del usuario.