Récord histórico de inversiones de I+D en China

Un informe del
Ministerio Chino de Ciencia y
Tecnología
ha revelado que China invirtió 37.500 millones de dólares en I+D
durante 2006, lo que supuso un incremento del 22% en volumen. El gobierno chino,
por su parte, invirtió directamente 9.000 millones, un 19,2% más que durante el
año anterior.

Según estas cifras, el gasto en I+D de China durante
los últimos diez años ha pasado de un 0,6% del producto interior bruto (PIB) en
1995 al 1,4% en 2006, cifra que todavía debería experimentar una aceleración y
alcanzar, de acuerdo con las estimaciones del gobierno, el 2% en 2010.

Sin embargo, las inversiones extranjeras continúan
siendo la clave del I+D en China. Así, en 2006 más de 700 multinacionales
abrieron un centro de investigación y desarrollo en el mencionado país, pese a
que estas aperturas están siempre relacionadas con la participación impuesta del
Estado chino y a la mala fama con la que cuenta China entre las empresas
extranjeras.

Y es que el rendimiento de cada yuan invertido en I+D
es de lo más aleatorio. Entre los motivos figuran la ineficacia de las
autoridades locales, las dificultades de contratación de personal cualificado o
la escasa valoración de la innovación, que se acumulan a numerosos escándalos y
fraudes de los que el Ministerio se ha visto obligado a hacerse eco.

Diferencias en las cifras

La polémica en torno a las cifras está servida.
Mientras que el Ministerio chino de Ciencia y Tecnología menciona la cifra de
37.500 millones de dólares, la
OCDE
?Organización de Cooperación y Desarrollo Económico?
habla de 136.000
millones.

De dar por buenos los números de la OCDE, China se
situaría en segundo lugar en inversiones en I+D, por detrás de Estados Unidos
pero por delante de Japón.

La diferencia principal entre ambos organismos estriba
en que la OCDE recoge las inversiones de I+D de todas las industrias, entre
ellas la militar, campo en el que el gobierno chino ha puesto en marcha un vasto
programa de modernización del ejército en los últimos años.

A la cabeza de este programa se encuentra la
investigación espacial, más concretamente de los famosos misiles balísticos que
destruyeron el pasado mes de enero un satélite meteorológico de órbita baja.

Este asunto ha causado un gran revuelo en Washington,
donde se atribuyen el derecho único de controlar y hacer la guerra en el
espacio.

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