El Internet de las Cosas también revoluciona el campo

El Internet de las Cosas también llega al sector primario. Esta tecnología permite modernizar agricultura y ganadería con smart tractors, monitorización online de cultivos y ganado, control inteligente de plagas, etc.

La sensorización, la recolección de datos y su análisis se han convertido en elementos fundamentales en todo tipo de sectores. Según Gartner, a la conclusión del presente ejercicio habrá 8.380 millones de dispositivos conectados, con un incremento del 31% respecto al año anterior. Y en apenas tres años, la cifra se disparará hasta los 20.415 millones de dispositivos.

La agricultura y la ganadería no tienen por qué ser una excepción a esta tendencia generalizada. Gracias al Internet de las Cosas y otras tecnologías vinculadas es posible aumentar el rendimiento por hectárea, optimizar procesos, mejorar la calidad del producto final, ahorrar tiempo, predecir fallos en máquinas o controlar plagas, según indica Orizont, la aceleradora agroalimentaria de Sodena.

“La agricultura inteligente es un paso más para el desarrollo e innovación del sector agroalimentario. Todos estos sensores transmiten información en tiempo real a un sistema en la nube que ayudará a los agricultores a conocer datos útiles para realizar predicciones y mediciones para ahorrar tiempo y conseguir mayor rentabilidad de los cultivos”, explica Alberto Clerigué, director de inversiones de Sodena.

Orizont destaca algunas de las posibles aplicaciones prácticas del Internet de las Cosas en el sector primario. Una de ellas son los smart tractors, tractores inteligentes que sustituyen la cabina del conductor por un sistema autónomo basado en cámaras, radares, GPS y sensores. Este equipamiento permite detectar obstáculos para que el vehículo cambie de dirección y evite impactos. El agricultor sólo tiene que programarlo con una aplicación, pudiendo hacer que trabaje simultáneamente con otros tractores. Y también se pueden planificar trayectos. Para ello, necesita la introducción de mapas en el sistema, precisando los límites del campo.

Los drones también pueden usarse en el campo. Estas aeronaves no tripuladas pueden sobrevolar terrenos agrícolas para conocer con precisión en tiempo real el estado de los cultivos. Esto permite fumigar con precisión. Orizont señala que en Polonia incluso se ha comenzado a trabajar con los ‘drones abeja’, destinados a favorecer la polinización mundial debido a la reducción de abejas. La consultora IDTechEx estima que el mercado de robots y drones para la agricultura mueve ya 3.000 millones de dólares al año. Además, espera que esta cifra se triplique en cinco años, llegando a 10.000 millones de dólares en 2022. En el caso concreto de los drones dedicados a la agricultura, pronostica que el mercado alcanzará los 485 millones de dólares en 2026.

Otra aplicación interesante del Internet de las Cosas es la monitorización online. La sensorización permite que los agricultores vean en su smartphone o tablet parámetros como temperatura, humedad o tamaño del tallo de la fruta o del cultivo. Disponer de estas mediciones hace posible un tratamiento a medida, adecuando el riego y la aplicación de fertilizantes y fungicidas de forma más eficaz y precisa. Esto se traduce en ahorros de costes y mejoras de la productividad.

Asimismo, los sensores son muy útiles en el control inteligente de plagas. Estos dispositivos se instalan en los cultivos y avisan a los agricultores acerca de las condiciones más propicias para la proliferación de plagas. Incluso se pueden programar las acciones necesarias para combatirlas automáticamente.

La ganadería también se beneficia de la sensorización. Orizont explica que ya hay herramientas y sensores que miden el movimiento del ganado, controlan su nutrición e incluso su capacidad reproductiva. Además, estos dispositivos ofrecen geolocalización, facilitando el recuento y reduciendo los robos.