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Primeras acusaciones impopulares contra Kinect, la nueva apuesta revolucionaria de Microsoft para el mundo del juego. Al periférico le cuesta reconocer a la gente de color.
Así, la cámara no capta bien su rostro, como ha demostrado una investigación de un blog británico. Aunque sí reproduce con fidelidad los movimientos del cuerpo, lo que permite en general el juego, no lo hace con los de la cara, impidiendo aprovechar todas las funcionalidades del producto. La investigación ha encontrado un parche para solventar este problema  cambiando la ropa de los colaboradores que se prestaron para el práctico. Con prendas claras, Kinect consigue reconocer a los jugadores; con oscuras, vuelve a colapsar; lo que lleva a pensar en un problema en el balance de blancos de la cámara.
El fallo ha puesto en la diana a Microsoft, sobre cuyo producto varios medios se preguntan ya si será o no racista. El problema es – evidentemente – técnico. “Es completamente falso (que Kinect sea racista o que no reconozca a las personas de color)”, explica a Le Soir el responsable de promoción del producto para el Belux, Mara Um. “Este tipo de informaciones no surgen más que para atacar el éxito de la consola. Yo mismo he testeado Kinect con personas con la piel un poco más oscura y no hay ningún problema”.
Microsoft no es la primera compañía que se enfrenta a una acusación de software racista en sus productos con reconocimiento facial. HP ha tenido que ajustar unas de sus cámaras porque también fallaba con los clientes de color.
Tampoco es la primera acusación por racismo a la que se enfrenta Microsoft: en verano de 2009, una desafortunada decisión del departamento de marketing de su filial polaca desató una tormenta de críticas y burlas contra la compañía. Microsoft Polonia había cambiado, en un chapucero arreglo con Photoshop, al hombre de color de uno de sus anuncios por un hombre blanco.