La guerra de los navegadores se sacude los complejos

Las compañías inician el ataque frontal y directo: Microsoft desacredita a Mozilla cuestionando sus cifras, lo que podría ser el inicio de una nueva forma de batalla empresarial.

La instalación de un navegador no es incompatible con la instalación de ningún otro. En un escritorio de un ordenador medio se pueden encontrar los iconos de Chrome, de Firefox y de Explorer conviviendo en armonía. El problema, para sus creadores, es cuál de los tres es el favorito de quien accede a ese escritorio… y cuál de ellos utiliza a diario.

La guerra por el mercado de los navegadores vive un momento duro. Más allá del ataque empresarial (somos los más rápidos, somos los más seguros, somos los más todos… ) se ha pasado al ataque directo. Bienvenidos a la batalla de la década (o quizás sólo del lustro… ) para conseguir décima arriba décima abajo en cuota de mercado.

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Opera arrancó la batalla sin cuartel implicando a la Unión Europea en una lucha contra Microsoft por la inclusión de serie de Explorer en las diferentes ediciones de Windows. Europa no quiere el navegador de serie, pero tampoco quiere que los europeos se queden sin él y paguen por un producto que, en comparación con el resto del mundo, estará incompleto… Una ventana multiopción será la solución final. Por el momento, al menos.

El ataque directo y deslegitimador es el nuevo punto de batalla. Microsoft, por boca de una de sus responsables, acaba de poner en tela de juicio las cifras de descargas de Firefox, el navegador de la Fundación Mozilla y el único que realmente ahora tiene posibilidades de hacer mucho, mucho daño. Las últimas cifras de su contador siguen aún así sin complejos: 1.014.807.564 de descargas y 15,6 por segundo.