La milla de oro TIC, la reconversión de un polígono industrial

El proyecto Silicon Alley de San Blas propone dar a conocer la fuerza innovadora del barrio madrileño. Su principal baza: la colaboración.

Cuando se pregunta a Robert Assink, director general de Interxion en España, por la razón que le motivó a promover la iniciativa, la respuesta está cargada de ambición. “Si hay un Silicon Alley en Manhattan, ¿por qué no podemos hacer real un Silicon Alley Madrid?”, se pregunta. “¿Por qué no contar esta historia?”.

Y es esta la historia de un discreto distrito al este de Madrid con una razón de ser: convertirse en referente tecnológico nacional. Lejos de ser un proyecto quimérico, el plan reconvertir el distrito de San Blas Canillejas, el nuevo Silicon Alley made in Spain es perfectamente sostenible.

El número de redes de fibra óptica disponible, la potencia eléctrica, las comunicaciones terrestres y el carácter de las empresas de la zona son los parámetros a considerar. La zona tiene la mayor conectividad per cápita de España, gracias a la infraestructura heredada de las décadas de los 70 y 80, cuando era un polígono industrial.

“Estos atributos innatos”, comenta Assink, convierten a San Blas Canillejas en el principal distrito tecnológico de Madrid. “Y yo me atrevería a decir de España”, defiende el ejecutivo.

Esta pequeña porción de Madrid, de más de 220 kilómetros cuadrados y más de 157.000 habitantes pretende darse a conocer como la milla de oro de las TIC.

En búsqueda de reconocimiento

Todo comenzó cuando Interxion emprendió el proyecto de inversión de su segundo centro de datos en Madrid. Tras analizar las características de diferentes zonas eligieron San Blas Canillejas como base de su datacenter.

Las favorables singularidades estructurales de la zona trajeron consigo ese Eureka momentum. Comenzaron entonces a hablar sobre la iniciativa con otras empresas y con autoridades políticas del distrito.

La idea vertebral del proyecto es la de darse a conocer, y hacerlo además de una forma colaborativa. Se trata de “asociar valores positivos al distrito, crear sinergias, mejorar la marca España en el exterior y crear un sello distintivo”, afirma Assink.

No hay una inversión inicial, ni ROI cuantificado, ni requisitos para las empresas que quieran adherirse al proyecto. Se busca un “beneficio a medio y largo plazo”, que traiga como consecuencia “mejorar las cuentas de resultados”.

Colaborar para innovar

“Digamos que es nuestro barrio de siempre”, dice José Ramón Díaz, director general adjunto de la compañía Alhambra-Eidos, una de las adheridas al proyecto. La compañía, socia de Interxion, lleva casi dos décadas en el distrito ofreciendo servicios gestionados y de Cloud.

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