La reconversión hacia una empresa más ecológica

Para la reconversión ecológica de las infraestructuras tecnológicas, no conviene empezar por lo más difícil, como por ejemplo los centros de datos, sino que es conveniente empezar haciendo pequeños esfuerzos.

Un ejemplo de cómo realizar esta transición es que el departamento informático tome conciencia de la importancia del ahorro energético.

En este artículo se pone como ejemplo el proceso de concienciación conseguido en el estado de Delaware (Estados Unidos) y su evolución desde un sistema automatizado de hibernación para el PC a iniciativas de ahorro energético de mayor calado.

Los profesionales de las TI no siempre son los más queridos en las empresas. Después de todo, gran parte de su trabajo consiste en decir a la gente que sólo pueden tener un acceso restringido a recursos limitados, mientras se encargan de poner en marcha políticas corporativas que suelen provenir de las altas esferas.

Así que cuando los directores de TI piensan en las implicaciones de la informática ecológica, muchos muestran cierta aprensión por poner en marcha programas de este tipo. La informática verde suele irritar a los usuarios, a la vez que introduce los riesgos asociados a toda nueva instalación y nuevos procesos.

Por eso no parece muy buena idea empezar con medidas que suponen grandes cambios, como puede ser por ejemplo la consolidación de un centro de datos. Es preferible empezar con cosas más sencillas que permitan al departamento de TI sembrar la semilla de lo que luego será un proceso más profundo de tecnología sostenible.

Así es como prefirió actuar Rob Revels, ingeniero de telecomunicaciones del departamento de Tecnología e Información de Delaware. El primer elemento de la revolución verde emprendida por su departamento fue cambiar simplemente las herramientas de scripting de ScriptLogic por un conjunto de rutinas que enviarían automáticamente a los PCs, después de un período de tiempo establecido, al modo hibernación, reducirían la velocidad de los discos duros y apagarían los monitores.

Según los cálculos de Revels, sólo esta medida supuso un ahorro de casi 8 céntimos de euro por kilovatio/hora. En todo un año, esto supone un ahorro de unos 7.500 euros por cada 200 estaciones de trabajo.

En un siguiente paso, Revels sustituyó los viejos monitores CRT por pantallas LCD que son entre un 50 y un 70 por ciento más eficientes. También estableció por defecto en las impresoras la impresión a doble cara y puso en marcha un programa de reciclaje. Antes de que Revels se diese cuenta, los funcionarios que eran más conscientes con el medio ambiente –o que apreciaban sus esfuerzos por reducir costes sin necesidad de despedir a nadie- le animaron a que siguiese por ese camino.