Las unidades SSD ya cuestan la mitad que hace un año

La tecnología de almacenamiento en estado sólido está –por fin– en el camino correcto para destronar a las unidades de disco tradicionales. Sus precios han caído visiblemente gracias a varios factores.

Las unidades de almacenamiento en estado sólido SSD tienen un brillante futuro por delante. Sus bondades ya eran conocidas años atrás, pero los costes de fabricación han ralentizado notablemente su adopción en el mercado, tanto en el lado profesional como en el de consumo.

Las unidades SSD podrían imponerse en poco tiempo a los discos duros tradicionales como almacenamiento primario

Sin embargo, durante el último año parece que los fabricantes han conseguido mitigar este problema. La demanda se ha incrementado (los ultrabooks tienen mucho que ver) por lo que el coste de los chips de memoria que sirven para almacenar la información ha sufrido una importante reducción. A este detalle hay que unirle otro importante. Los chips controladores utilizados para hacer las veces de intermediario entre el ordenador y la propia memoria suelen estar fabricados por compañías que se podrían contar con los dedos de una mano (Marvell, SandForce…). Así, las compañías que construyen estas unidades utilizan las mismas versiones de dichos controladores, por lo que en este sentido también se abaratan los costes de fabricación.

Otro de los factores que ha influido en la demanda de unidades SSD es el grave problema de suministro de discos duros tradicionales tras las inundaciones de Tailandia en octubre pasado. Sus precios también se vieron encarecidos por tal motivo.

Como resultado de todo esto, el precio medio de venta de las unidades SSD ha caído en torno al 46% desde comienzos de 2011. En algunos casos, como la oferta de OCZ, el descuento llega hasta el 73% en función de la capacidad de almacenamiento seleccionada.

En el lado contrario se encuentra la serie SSD 320 de Intel que durante este tiempo ha mantenido unos precios más o  menos estables desde que se lanzara al mercado.