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“Duran y duran”. Cuando aparecieron los primeros CDs hace 20 años, muchos vaticinaron el fin de las casetes. De hecho, el número de cintas vendidas en el mundo ha pasado de 442 millones en 1990 a 700.000 el año pasado, una cifra que parece baja, pero que no lo es si tenemos en cuenta la fuerte competencia de otros soportes musicales como el MP3 o los discos compactos.

Los directivos de la última empresa fabricante de cintas en Estados Unidos, Lenco-PMC, dicen que las cintas de casete, inventadas por Philips en 1964 para registrar el dictado en voz alta, siguen siendo muy útiles para los audiolibros destinados a la comunidad invidente, las grabaciones judiciales y los mensajes religiosos.

Las cintas pueden llevar una etiqueta en Braille que facilita a los usuarios ciegos identificar su contenido, algo que no puede hacerse con los CDs porque la etiqueta interferiría en su sistema de reproducción. Las cintas también siguen siendo las favoritas para registrar los audiolibros porque al contrario que los CDs permiten reanudar la grabación desde donde se dejó la última vez. En cuanto a los grupos religiosos y misioneros, prefieren utilizar cintas porque son más resistentes y porque resultan más rentables cuando lo que quiere grabarse son pequeños fragmentos de la Biblia o del misal.

Más información en Los Angeles Times.