“Lo más impresionante ha sido ver a Raspberry Pi en el cielo”

Se autodefine como un agitador, aunque ya hay quien le ha tachado como revolucionario. Charlamos con Eben Upton, máximo responsable de Raspberry Pi.

Eben Upton es el fundador y cara visible de la Fundación Raspberry. Es el responsable del revolucionario dispositivo low cost de principio a fin: desde el software al diseño del hardware. En su día a día trabaja para Broadcom como arquitecto ASIC. Se autodefine como un troublemaker, un agitador.

Raspberry Pi, asentado sobre los pilares del Open Source, es el más claro reflejo de esta personalidad inconformista: el dispositivo, ideado en un principio para enseñar a los niños a programar, es ahora un auténtico superventas. Hace las delicias de particulares ávidos de juguetear con la placa y presumir de sus creaciones más techies.

“Nos estamos interesando en la comunidad de hobbyist [aficionados] y en el desarrollo de los dispositivos en mercados emergentes”, explica a Silicon News por correo electrónico.

El comportamiento del dispositivo en el mercado es “absolutamente increíble” para Upton, que en un principio esperaba vender 10.000 unidades. El éxito ha sido tan inesperado, que tuvieron que limitar la cantidad de Raspberry Pi por persona en un principio y elevar los niveles de producción más tarde. Ya han conseguido vender más de 400.000.

Ahora se están enfocando en mejorar la eficiencia y estabilidad de la primera versión. Nada de actualizaciones de momento.

¿Ha variado el objetivo de la placa base low cost desde su lanzamiento? Cierto es que el equipo de Upton, formado por seis administradores y un compacto grupo de voluntarios que trabajan en el hardware y software, ha visto evolucionar la idea con la que se concibió el proyecto.

Pero la razón de ser de la fundación no ha variado.  Upton, que no duda en describir el proyecto de educación estonio como “modelo a seguir”, quiere que los niños tengan la oportunidad de “descubrir y desarrollar” sus conocimientos de programación. Y su fundación está aportando su granito de arena.

“Estamos viendo los primeros indicios de que los niños están usando Raspberry Pi para programar”, señala.

Pero la más productiva está siendo sin duda la comunidad de aficionados que está utilizando la placa base como cerebro de llamativos proyectos. Ordenadores que usan el Kindle como pantalla o un supercomputador compuesto de lego y medio centenar de dispositivos.

La gente hace cosas increíbles con el dispositivo”, admite, pero cuando se le pregunta por el proyecto que más le ha llamado la atención, no tiene dudas. Ver a Raspberry Pi en el cielo ha sido sin duda el más impresionante para él.