Los científicos solucionan el problema de arrebañar los botes

Y no tiene nada que ver con llenarlos de agua, como hacemos con el champú… Michaela Müller es química de polímeros y trabaja junto a dos Fraunhofer Institutes alemanes y la Universidad de Tecnología de Munich en un proyecto que intenta solucionar el problema de las sobras en los botes de comida.

Aunque la búsqueda de superficies no pegajosas para el empaquetado no es nueva, lo noticioso del proyecto de Müller es que da un baño de plasma al interior de las botellas. Los métodos anteriores no habían podido ser utilizados porque la capa resultante era demasiado gruesa. En esta ocasión, el plasma permite hacer cubiertas muy, muy finas.

Por lo demás, el método es de lo más simple. Müller coloca el bote en una cámara al vacío e introduce un electrodo en la botella y otro fuera de ella. Después introduce un gas polimerizado y conecta la corriente. Al crecer el plasma, se forma una película ultra-fina de polímero en el interior del bote en sólo unos segundos.

Lo que hace que la comida no se quede pegada a esta capa no es la nanotecnología que utiliza, sino las interacciones químicas que se producen entre la comida y el polímero, diseñado para repeler a un grupo específico de comidas.

Müller espera mejorar la fórmula en los próximos dos años para hacerla extensiva a varios grupos de comida y tipos de recipientes.

Si llega a generalizarse este método, las empresas de plástico con punto verde no tendrán más excusas para reutilizar los envases que se tiran. Pero hasta entonces, sigue siendo recomendable lavarlos un poco antes porque si no, se niegan a recogerlos en los vertederos.

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