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El protagonista de la última tragedia moderna tiene nombre de directivo. Es joven, es rico, es inexperto. Su nombre, Mark Zuckerberg. Su desgracia, no saber expresarse muy bien y reaccionar tarde y mal ante los agujeros de seguridad y privacidad de su compañía. Su penitencia… Podría ser obligado a dejar el timón de su compañía en un CEO externo… y está ya sufriendo, según algunos medios, ataques de nervios.

A sus fallos como directivo se suma una vida privada que es un filón de noticias y que parece un capítulo más de algún serial a lo Melrose Place. Sexo, drogas y redes sociales es posiblemente el subtitulo que acompañará a todos los textos que se publiquen sobre Zuckerberg. Tan jugosa es su historia que hasta Hollywood ha confiado en su vida y obra para llenar salas de cine. En breve, en las mejores pantallas, como un joven aún no veinteañero conquistó el mundo business viviendo una existencia de desenfreno.

Zuckerberg ha transcendido del mundo más aburrido TI. Frente a otros directivos conocidos en el universo geek, el CEO de Facebook se ha convertido en un personaje más accesible a toda la sociedad. Zuckerberg es a las nuevas tecnologías lo que Paris Hilton al mundo del cuore. Millonarios por accidente, como ha llegado a España The Accidental Billionaires. Sex, money, betrayal and the founding of Facebook, de Ben Mezrich, de Alienta, es la primera avanzadilla de textos que desvelan la vida oculta de la red social y la historia de su fundador.

The Facebook Effect
de David Kirkpatrick es la última aportación bibliográfica, que llegará a España editado por Gestión 2000 en enero de 2011. “El público español tiene interés en saber quién está detrás de esta red social que utilizan todos los días”, confiesa Roger Domingo, director editorial tanto de Alienta como de Gestión 2000, “y en concreto en conocer cómo ha sido capaz de hacerla crecer tanto en tan poco tiempo”. El gran público, asegura, está “familiarizándose” con su figura.

Millonarios por accidente
ha prácticamente agotado en dos meses su primera edición y sus perspectivas son muy buenas. La editorial se plantea lanzar una segunda antes de vacaciones y tiene buenas expectativas para octubre, cuando la película inspirada en el texto llegue a las pantallas (protagonizada por personajes muy conocidos como Justin Timberlake).

Ha llegado el culebrón moderno. “El público que utiliza Facebook puede sentirse identificado con la historia”, explica Domingo. “Además es fácil y entretenido de contar”.

Ha nacido el último pobre niño rico. Aunque eso es algo que a los mercados (la red social está en ese punto de caramelo tan propio a la entrada en cotizaciones…) y los inversores no acaban de apreciar. La vida complicada y azarosa de Zuckerberg puede lastrar la compañía. Al menos ya ha llevado al directivo a protagonizar un tenso momento, rebautizado como su momento Nixon por los medios y muy muy negativo.

El nuevo Nixon

Sudor, mala imagen. Así respondió a las inquisitivas preguntas de una conferencia del reputado All Thing’s Digital el joven directivo. “En el tramo final de la conferencia el aire cordial de los dos conductores se convierte en pura chifla: le han perdido el respecto y de reírse con él han pasado a reirse de él”, asegura Javier Reyero, especialista en comunicación business. Reyero, autor de Hablar para convencer de Pearson, ha analizado la intervención de Zuckerberg para Silicon News.


“No se había preparado y lo que es más grave, no lo lo habían preparado”, señala. “Una comparecencia tan delicada requiere entrenamiento. Sabe muy bien de lo que habla, pero no sabe contarlo“, apunta. Al otro lado, sus interlocutores le preguntaban por los errores en privacidad de la red social y sobre su vida disipada en los inicios de Facebook. 

“Todos tenemos un formato ideal en el que nos comunicamos mejor”, reconoce por su parte Neus Arques, autora de Y tú, ¿qué marca eres?. “Si la comunicación presencial es difícil, el fundador de Facebook puede recurrir a otros miembros del equipo que le ayuden a personalizar la marca en ese entorno”, señala.

Y sí, comunicar a Zuckerberg no se le da nada bien. “A Zuckerberg no le gusta mucho hablar en público”, apunta Reyero, que tampoco ve fluidos los vídeos que facilita la compañía. “No es natural y está muy serio. Le falta formación en la materia y su comunicación, la de su compañía y la imagen de ambos se resienten”.

Lavar la imagen

En la intervención que ha sido su perdición, Zuckerberg se vio obligado a quitarse su sempiterna sudadera mientras confesaba que en el momento de la fundación de Facebook era muy joven (19 años, 26 recién cumplidos tiene ahora) y que todos cometemos errores. Bill Gates o Steve Jobs también empezaron muy jóvenes, pero sus actos y comunicaciones no tenían, como explica Reyero, la repercusión inmediata y global que todo tiene ahora.

“La edad no es un atributo negativo en el sector de las nuevas tecnologías”, explica Arques. “Asociar la edad a los resultados corporativos supone pensar en jerarquías y jerarquía e innovación casan mal”, continúa.

Tampoco tendría porque serlo su sudadera y sus playeras, su uniforme. “Steve Jobs siempre lleva pantalones vaqueros y jersey de cuello alto negro”, recuerda Neus Arques.

El fallo vendría por otro lado… y antes de que haga demasiado daño hay que limpiarlo. “Estarán tratando de lavar su imagen aunque de momento están más centrados en rebatir la críticas que en reforzar la imagen de su CEO”, reconoce Javier Reyero, que considera que están “tardando” en sanar la herida causada a la proyección de Mark Zuckerberg.

“¡Qué alguien de su equipo vea el vídeo y se lo diga!”, exclama Reyero. “¡Qué no se comporten como en el cuento del traje del emperador!”.
Foto Esthr