¿Nos encontramos inmersos en otra burbuja tecnológica?

Según Clarke, la burbuja tecnológica es una realidad, y lo que nos queda por determinar es si estamos o no en el mismo punto que entonces. La primera señal es la de que las compañías han empezado a lanzar productos inservibles. En 1999 y 2000, fueron las aplicaciones para correo electrónico, que no servían para nada excepto para mandar correos. Esta semana, Palm lanzó Foleo, una especie de teléfono y portátil que no es ni lo uno ni lo otro y que ha puesto en entredicho el futuro de Palm. Microsoft, por su parte, lanzó Surface, su tecnología de pantalla táctil.

Por otro lado, están las prácticas poco legales del mercado. En aquellos años, fueron unos cuantos bancos los que se dedicaron a extorsionar aprovechando el tirón de las TI (no olvidemos Enron o Worldcom). Ahora, estas prácticas se repiten pero entre las propias empresas de TI, según la SEC (Securities and Exchange Commission).

Otra señal es la de la proliferación de predicadores, vendiendo la moto del negocio del futuro. En aquellos años fueron las dot-com y su posibilidad de ser compradas por otras empresas más grandes. Hoy son las empresas de código abierto las que deslumbrarán nuestro futuro.

Cifras irreales: en aquellos años Forrester e IDC se dedicaron a inflar las cifras del negocio que estaba suponiendo el comercio electrónico. Esta vez son las redes de socialización, con un número ingente de usuarios. En 1998, las start-ups estaban satisfechas de cómo iban las cosas, aún cuando perdían dinero (si Amazon no estaba obteniendo beneficios, estaba bien para los demás no obtenerlos tampoco). Ahora, incluso las empresas de código abierto consideradas como exitosas admiten que están aún “aprendiendo” o tratando de convertir a los usuarios de sus productos gratuitos en clientes de pago.

La forma de hacer publicidad, también es un indicio. Como en aquel entonces, las empresas se afanan en vendernos “ideas” y “visiones” en vez de buenos productos. En aquellos días, Sun nos vendía que sus servidores “ponían el punto a las punto.com”, mientras que hoy el mensaje es “compartir” y convertirse en una persona de éxito en un mundo unido y participativo.

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