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Especial desde Bonn, Alemania

Cuando British Telecom o BT abandonó en 2001 el mercado de telefonía móvil a causa de una reestructuración de la empresa, Telefónica supo ver la potencialidad de ese mercado en el que los británicos estaban operando, pero tuvo que esperar. En ese año, la compañía pasó a llamarse O2 y en 2005, exactamente el 31 de Octubre, BT y Telefónica Europe llegaron a un acuerdo para que esta última se hiciera con O2 por 17.700 millones de libras (unos 26.094 millones de euros).

Gracias a unas conversaciones que duraron menos de dos semanas, según el propio César Alierta anunció a los medios, se llevó a cabo la mayor adquisición de una empresa española en el extranjero, puesto que hasta el momento lo ocupaba la compra del Abbey National por el Banco Santander. Esta compra elevó a 170 millones el número total de clientes de la operadora y a  116 millones sólo para telefonía móvil. Esta adquisición supuso para Telefónica hacerse con el segundo operador de telefonía móvil del Reino Unido y el tercero de Alemania y entrar en los dos mercados mayores del continente, además de en el de Irlanda.

Cuando esta operación se llevó a cabo muchos expertos se preguntaban por qué la compañía no había exportado su marca “Movistar” y había decidido mantener el nombre O2. De hecho, ni siquiera cuando hace poco más de un año la compañía anunció que todos sus servicios en España, desde telefonía fija a móvil se ofrecerían bajo la marca Movistar y que harían desaparecer el famoso logo de Telefónica, se tocó la marca O2. En 2009 la compañía de Alierta anunció que Telefónica se quedaría sólo como marca institucional, mientras Movistar y O2 serían las únicas marcas comerciales de sus productos y servicios. La primera para España y Latinoamérica. La segunda para los mercados europeos. Según la misma empresa anuncio: “Telefónica se empleará para dirigirse a empleados, inversores, patrocinios institucionales y programas sociales, mientras que Movistar y O2 se utilizarán en la comunicación con los clientes y estarán además asociadas a productos y al patrocinio comercial.”
 
Pero no solo el nombre de la compañía es distinto en España y los países hispanohablantes de América y el nombre de la empresa en mercados como Alemania, Gran Bretaña, Irlanda o Republica Checa. Los servicios y facilidades a sus clientes de telefonía móvil también varían mucho. Ya ha habido varias ocasiones en que se han podido ver noticias en medios españoles quejándose que los beneficios que O2 reportaba en otros países y que Movistar no ofrecía a sus clientes hispanos. Como ejemplo: el pasado 2009, Movistar anunciaba que comercializaría el smartphone de Palm Pre, recién lanzado en aquellos momentos, a un precio entre 0 y 219 euros, pero solo bajo contratos, abusivo para muchos, en Alemania se anunciaba que el mismo dispositivo se podría adquirir a través de O2 libre y sin contrato de permanencia en la compañía por 481€ o 20€/mes durante 24 meses. Un precio más alto del teléfono, pero mucho más rentable a largo plazo que si el cliente cumple su contrato mensual con la compañía.


Otro asunto fue el uso de VoIP en Movistar. Los clientes españoles de la compañía estaban sometidos en 2008, cuando apareció esta nueva tecnología mucho más cómoda en cuanto a movilidad a la siguiente condición: “El usuario se compromete a no utilizar el servicio para trasportar tráfico de voz sobre IP (VoIP)”. Para los usuarios, la voz sobre IP significa un gran ahorro en las comunicaciones internacionales. En un principio, los clientes de O2 sufrieron las mismas condiciones hasta que en verano de 2009, llegó la noticia desde más allá de los Pirineos que anunciaba que los clientes de Telefónica en países como Alemania sí podrían hacer uso de este servicio.

Telefónica juega con ventaja en España… pero no tanto al norte de Europa

Una de las respuestas del porqué de esta situación es bien clara: Telefónica fue el monopolio español estatal durante muchos años y eso le ha servido para seguir contando con muchos clientes a pesar de la privatización de las telecomunicaciones y a pesar de la aparición de una larga lista de nuevas compañías en el mismo sector. Bien sabido es por todos la ventaja que le ha supuesto y supone hoy en día a la empresa de Alierta el hecho de haber sido un monopolio en el pasado.
En Alemania, Reino Unido y el resto de países en los que la compañía opera en Europa la situación es bien distinta. Telefónica, con O2 se presentó como una de las nuevas compañías que intentan formar parte de un mercado donde otra empresa tiene una gran ventaja. En el caso de Alemania, Deutsche Telekom, con sede en Bonn, tiene el poder. De hecho, no solo es la mayor compañía del país, sino que es la mayor de Europa. Para sus servicios de telefonía móvil, Deutsche Telekom cuenta con T-Mobile, fundada en 1990.

Volviendo al ejemplo del VoIP, aquí va la muestra: Cuando Telefónica anunció en agosto de 2009 que O2 en Alemania permitiría el uso de Skype a sus clientes de telefonía móvil, el anuncio no pilló de sorpresa a nadie: Deutsche Telekom, su mayor rival por el poder en el país germano, había anunciado tiempo atrás dicha medida. Además, las condiciones de esta novedad eran mucho más buenas que las de la competencia. En España la situación es totalmente distinta: Telefónica ocupa el reinado que Deutsche Telekom ostenta en Alemania.

Los antiguos monopolios europeos tienen una gran infraestructura que aún ninguna compañía de las que entran nuevas en estos mercados ha conseguido alcanzar. En España, aunque muchos usuarios se quejan de los abusivos precios de Telefónica, la compañía tiene una buena imagen gracias a la posibilidad de ofrecer  una cobertura más amplia que sus competidores y una mayor cantidad de servicios: telefonía fija, telefonía móvil, conexión a Internet, televisión por cable…

Movistar y O2 suponen, al fin y al cabo, dos experiencias muy distintas para Telefónica.