La paradoja del Este: Más calidad de banda ancha, pero sólo para unos pocos

Ismael Fernández. Especial desde Bulgaria. La mayoría de los países emergentes, sobre todo en Europa del Este, muestran una tendencia a desarrollar una alta calidad de la banda ancha, pero una escasa distribución entre la población en comparación con países de economías más potentes. De manera que descargarse un archivo tarda más en Nueva York, Berlín o Londres que en Sofía.

Y es que Bulgaria es uno de los primeros países del mundo en calidad de conexión a Internet, pero el último en penetración entre la población. Así lo recoge un estudio de Cisco realizado por la Universidad de Oxford que sitúa al país balcánico como el quinto del mundo en cuanto a velocidad de banda ancha, detrás de Corea del Sur, Japón o Suecia.

Asimismo la capital búlgara ocupa el puesto número 11 entre las ciudades respecto a su calidad de conexión, seguido por grandes urbes como Lisboa, Nueva York, Hong Kong, París o Copenhague. “Teniendo en cuenta la velocidad de Internet, me gustaría vivir en Sofía”, aseguró Fernando Gil de Bernabe, director senior de Cisco, durante la presentación de ese informe.

Y no es para menos, ya que la velocidad media de descarga de Sofía es de 14,7 Mb/s, y la subida 7 Mb/s. Bulgaria, sin embargo, ha mostrado un progreso lento en la distribución de Internet en el país, de manera que ocupa el último lugar entre los países del estudio.

“La calidad de la conexión a Internet en Bulgaria está desarrollada, pero tiene trabajar ahora en la distribución. Para que esto suceda, tiene que haber voluntad política e iniciativa”, defendió Bernabé.

Pero, ¿por qué se ha llegado a esta situación? La investigación realizada entre 72 países destaca que los gobiernos del Este han invertido en desarrollar una buena infraestructura de banda ancha durante la pasada década, pero sólo en sus ciudades principales.

Mientras tanto los países desarrollados se han centrado en asegurar que la banda ancha básica (considerada la que tiene una velocidad media de 30 megabits por segundo) alcanzara el máximo de hogares posible, incluyendo zonas rurales.

Una velocidad de 20 mbps es posible a través de la línea telefónica.
En cambio, algunas ciudades en países emergentes disfrutan ahora de velocidades de descarga muy rápidas de entre 40 mbps y 100 mbps después de implantar cables de fibra óptica.

Este estudio se ha basado en el análisis de la velocidad de descarga y subida de archivos en Internet y ha sacado a la luz que, además de Bulgaria, la República Checa, Hungría, Letonia, Lituania o Rumania tienen una infraestructura superior en comparación con otras naciones más desarrolladas.

Pero aún así no pueden considerarse “líderes de banda ancha” debido que este rápida velocidad de acceso a Internet está confinada sólo en grandes ciudades y por tanto sólo unos pocos pueden disfrutar de ella. Ahora su oportunidad está en expandirlo a otras áreas de más difícil acceso, algo que podría resultarles demasiado caro.