Porqué la publicidad de YouTube carga al instante aunque el vídeo no lo haga

En los últimos meses un creciente número de usuarios de Internet en Estados Unidos han efectuado quejas sobre los fallos en la velocidad de sus conexiones a Internet especialmente cuando procedían a disfrutar de contenidos en video procedentes de YouTube siendo a veces imposible hacerlo en calidad HD debiendo reducir progresivamente la resolución incluso hasta los 240p.

Muchos usuarios han achacado esos problemas a problemas de sus propios equipos o fallos puntuales o generalizados en sus proveedores de acceso a Internet, pero posteriormente han reparado en que dicho retardo en la conexión no actuaba a los contenidos publicitarios que también se cargan en YouTube. La razón debía ser otra, y así parece ser.

Aunque a los más conspiranoicos les encantará pensar que ello se debe a que los grandes proveedores de acceso a Internet espían los contenidos que descargan lo cierto es que lo más que existe es un cierto grado de conflicto relativo a la velocidad a la que las distintas redes se conectan entre sí, complejas negociaciones entre los principales proveedores de conexión de las que no siempre estamos al tanto los usuarios finales.

Estos acuerdos se refieren a la capacidad para emparejar y equiparar las velocidades de dos proveedores que intercambian información (grandes cantidades de paquetes de información) así como la complejidad (y en ocasiones la reticencia) para que unos proveedores ofrezcan servicio de caché a los contenidos de otro proveedor.

En los últimos años se ha dado un largo historial de conflictos y enfrentamientos entre operadores telefónicos, proveedores de acceso, organismos reguladores, administraciones públicas o grandes distribuidores de contenidos por obstaculizar, ralentizar, o gravar estas interconexiones de otros agentes en este complejo campo de batalla, lo que se ha traducido en un complejo entramado de acusaciones y hasta demandas entre varios de ellos.

La degradación de la velocidad de la conexión puede afectar, por tanto, a la transmisión de los datos y precisamente los contenidos audiovisuales, especialmente aquellos en alta definición, son los que requieren de un mayor ancho de banda y en consecuencia los primeros en sufrir (o más bien hacer sufrir a los usuarios) las consecuencias.

Aquí es donde entra el negocio de interconexión de redes, puesto que recordemos que en realidad Internet es un conjunto de redes autónomas ínter conectadas entre sí, lo que lleva a que se lleven a cabo acuerdos entre los propietarios de dichas redes. En unos casos la redes pagarán, en otros cobrarán y en otros acordaran un “emparejamiento” por el que compensen los datos que pasan de una a otra cuando los paquete intercambiados no son simétricos en su “peso”.

En esta situación los proveedores de Internet, tras constatar el gran volumen de datos que requieren servicios como YouTube o Netflix buscan obtener beneficios de tres vías: los clientes abonados a sus redes, las webs y empresas que ofrecen estos servicios de contenidos audiovisuales y por último los propietarios de las redes a las que se conectan y con las que intercambian datos.

Cuando surge un conflicto termina pagándolo el usuario que ve cómo se ralentiza la descarga de los datos que quiere ver en pantalla… porque cuando no hay acuerdo entre las partes una de ellas opta por no almacenar en caché terminados contenidos, lo que redunda en que la percepción por parte del internautas sea la de que dichos contenidos tardan más en cargar… pero claro, y con esto respondemos a la repuesta inicial, YouTube concede prioridad a la carga del vídeo del anunciante, que ha pagado por ello, antes que al contenido que busca el usuario y que se le ofrece de forma gratuita.

Una solución que algunos servicios, como YouTube o Netflix, están comenzando a implementar pasa por ubicar sus propios servidores en las propias instalaciones de los proveedores de acceso a Internet, para ofrecer un mejor y más servicio a sus usuarios.

vINQulo

ArsTechnica