¿Quién conoce a Herman Chinery-Hesse?

Este africano con formación occidental, bautizado popularmente como el Bill Gates de Ghana, ha conseguido levantar su propio imperio tecnológico en el “continente negro”.

Bill Gates hay dos. El magnate americano que cofundó Microsoft y el ghanés que se sacó de la chistera la empresa tecnológica SOFTtribe. O al menos ese es el mote con el que se conoce a este último. Nacido bajo el nombre de Herman Chinery-Hesse, este africano estudió ingeniería en los Estados Unidos y en 1990 decidió regresar a una tierra “donde el cielo era el límite” para fundar su propia compañía, que vende software para empresas. Y lo hace con varias peculiaridades: sus programas están disponibles en la web, no requieren de un ancho de banda para descarga excesivo ni de grandes conocimientos técnicos, son resistentes a las inclemencias y cambian los contratos anuales por técnicas “pay as you go”.

Gracias a su invento, Chinery-Hesse gana hoy millones de dólares, pero los inicios fueron complicados. Cuando comenzó poseía ambición por mejorar la situación de su país y un ordenador. Junto con un amigo comenzó a escribir programas e introducirlos en el mercado hasta que, finalmente, logró pasar del trabajo en una habitación a un garaje. Y de ahí a instalarse en una oficina convencional. Ahora SOFTtribe es el desarrollador de software líder de Ghana, proporcionando sistemas de gestión a decenas de compañías, incluyendo Guinness y Unilever, y productos a miles de consumidores. ¿Por ejemplo? Hagelo, uno de sus programas más populares que permite a un usuario cuya casa está siendo atacada enviar sus coordenadas GPS vía SMS a la policía, sus vecinos y la radio local.

Y es que, a pesar de que los teléfonos fijos y las computadoras siguen siendo bienes escasos en el conjunto de África, el teléfono celular sigue un camino ascendente de implantación y está revolucionando la vida de sus habitantes. Durante los últimos cinco años, el número de suscriptores móviles se ha disparado alrededor de un 20%. Y a día de hoy se calcula que hay unos 695 millones de usuarios totales entre la población del continente que se cuenta por 1.000 millones. De ello se benefician tanto los empresarios que viven en las capitales y necesitan cerrar tratos mercantiles como los granjeros de localidades remotas que desean adquirir piezas de ganado. Si alguien tiene intención de desplazarse a una aldea para visitar a otra persona, ya no viajará de forma infructuosa a través de un laberinto de ríos y caminos. Puede llamar primero y asegurarse de que está en casa. También se recurre a ellos para realizar operaciones bancarias, organizar convocatorias, mantenerse informado o navegar por la Red.

Es por eso que el Bill Gates africano sigue planteándose retos. Uno de los más recientes ha sido lanzar un centro comercial online a medio camino entre Amazon y PayPal que sirve de intermediario entre las pequeñas empresas locales y compradores de cualquier rincón del planeta. Se trata de Shop Africa 53, una plataforma subsidiaria de la segunda compañía de Chinery-Hesse, Black Star Line, que cuenta con una página web independiente por cada país y donde las transacciones se realizan mediante el teléfono móvil. Para ello el proceso se vale de las denominadas Tarjetas de Libertad Africanas, un sistema de crédito que sirve para mover dinero entre terminales y así abonar las facturas correspondientes o disponer de fondos para gastar en Internet. Su segundo punto de apoyo son los correos tradicionales tipo DHL y FedEx, con salarios considerablemente más bajos y rentables para la parte contratante que en Europa.

Y eso no es todo. Este Gates de Ghana ha promovido la difusión de las Keba-Ekong!, unos boletos de plástico reutilizables que se pueden emplear para acceder al transporte público y como método de prepago en otro tipo de compras, como entradas de conciertos y de cine, dentro y fuera de Ghana. Estos aprovechan el potencial de la nube y el de las redes de telefonía, al igual que lo hace el proyecto Quickie para activar seguros de forma instantánea. Mientras que el software Akatua se ha popularizado al facilitar el pago de las nóminas a los empleados, el cobro de impuestos y la administración de deducciones.

Todo consiste, en definitiva, en fomentar el crecimiento económico desde el interior sin depender de la ayuda de terceros… o de la caridad. Chinery-Hesse cree que, como africano, su carrera profesional se habría convertido en una batalla cuesta arriba de haberse quedado en los Estados Unidos. Junto a la oportunidad de negocio que vislumbraba, sentía una responsabilidad con su pueblo. “Aquí necesitamos desarrollo y son los africanos quienes van a desarrollar África”, dice. “Soy optimista sobre el futuro. No hemos superado la crisis todavía, pero nos estamos acercando rápidamente. La gente no es pobre o se encuentra desconectada porque sea estúpida o poco creativa, simplemente no tenía la oportunidad, no la tomaban en cuenta. Ahora estas personas poseen móviles, algunos tienen Internet y de repente se están educando y comerciando online. Esto es el futuro”.

África también existe

Este segundo Bill Gates no está sólo en su cometido. Otros “vecinos” han levantado desde la nada sus propias actividades tecnológicas y lo han hecho con un éxito considerable. Es el caso de Divine Ndhlukula, que posee una de las empresas de seguridad más importantes de Zimbabue, Securico; el de Jason Chukwuma Njoku, responsable de la firma de distribución de contenido Iroko Partners, con la que ha batido la piratería negociando licencias de 1.600 películas de Nollywood directamente con las productoras nigerianas; Herbert Mensah, también ghanés y fundador de la emisora de radio Xfm orientada a Social Media y demás aficiones de la juventud; o los líderes de Safaricom, el primer operador de telefonía móvil en Kenia y autor del servicio de transferencia monetaria M-PESA.