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Cuando Oracle lanzó su propia versión de Linux basada en la distribución Red Hat en el año 2006 ofreciendo soporte por su cuenta, el entonces CEO de Red Hat, Matthew Szulik, comentó que no era motivo de alarma.
Poco después Novell estrechó los lazos de SuSE Linux con Microsoft Windows, mientras la compañía de Bill Gates anunciaba que Linux infringía más de 100 patentes de su sistema operativo y que podría tomar medidas. Esto tampoco amedrentó a Red Hat, compañía que no quiso convertirse en defensor líder de los distribuidores Linux -siendo criticada por ello-, sino que optó por centrarse en su negocio y seguir aportando desarrollos a la comunidad ‘open source’.
Desde enero de este año, la compañía del sombrero rojo cuenta con un nuevo CEO: Jim Whitehurst, quien procede de Delta Airlines y por tanto no cuenta con una gran experiencia en el sector tecnológico.
Sin embargo, Whitehurst tiene muy claro el rumbo que debe tomar la compañía. Con un crecimiento anual en ventas superior al 40 por ciento en los dos últimos ejercicios y más de 500 millones de dólares en el banco, Red Hat ha demostrado la viabilidad de su modelo de negocio.
Hasta ahora, la compañía ha conseguido estas cifras centrada en la comercialización y el soporte de su sistema operativo Linux. Algo que garantiza su supervivencia en el mercado; al menos a corto plazo.
Red Hat Linux podría seguir creciendo a un ratio anual del 20, el 30 o el 40 por ciento, pero la firma ya ha dejado claro que es el momento de emprender nuevas apuestas sin olvidarse de las antiguas.

 
JBoss, palanca de cambio

Precisamente, la adquisición del middleware JBoss hace casi dos años por un montante de 326 millones de dólares ha situado a Red Hat en esa senda de cambio para consagrarse como un proveedor clave de la comunidad ‘open source’, y no sólo de Linux.
Combinando su sistema operativo para PC y servidores y el abanico de posibilidades que se abren con el software de infraestructura JBoss, Red Hat podrá competir con las ofertas propietarias de actores tan establecidos como Oracle o IBM.

Y es que JBoss es un middleware en toda regla. En su reciente conferencia de desarrolladores JBoss World celebrada hace mes y medio, Red Hat presentó la plataforma JBoss Enterprise SOA, una suite centrada en su Bus de Servicios Empresariales (ESB) de código fuente abierto. Aunque los desarrolladores ya utilizan este ESB desde 2006, ahora se trata de un producto comercial con soporte oficial. Además, la plataforma incluye el servidor de aplicaciones Java JBoss y otras dos herramientas -jBPM y Rules-, que facilitan a las empresas un mejor control de sus procesos.

Junto a la plataforma SOA, Red Hat tiene en marcha otros proyectos ‘open source’ como JBoss DNA, una solución de registro y repositorio basada en los productos procedentes de la compra de MetaMatrix.
Esta última aproximación podría tener un fuerte impacto en el segmento de soluciones de Gobierno SOA, compitiendo con suites como HP Systinet o Software AG. También ha anunciado Black Tie, competidor directo de BEA Tuxedo diseñado para integrar Java con sistemas que corren con C y C++.
Sin olvidar JBoss RFQ -plataforma de gestión desarrollada conjuntamente con Hyperic-, y la reciente compra de Amentra, consultora especializada en software ‘open source’ capaz de migrar aplicaciones heredadas hacia modernos entornos SOA.­­

 
Estrategia y equilibrio

Todas estas novedades se enmarcan bajo el paraguas de la estrategia Enterprise Acceleration, con la que Red Hat pretende que JBoss se utilice en nada menos que el 50 por ciento de las soluciones middleware para la empresa en el año 2015.

Una propuesta no tan disparatada si pensamos que JBoss es un producto de libre distribución mediante la licencia GPL, y que cualquier otro fabricante puede ofrecer el soporte asociado al software.
Sea como fuere, está claro que las soluciones ‘open source’ se han hecho un hueco importante en el mercado de middleware, cuya función principal pasa por interconectar sistemas dispares.
Pero Red Hat no es el único apostando por esta disciplina. Sun se ha comprometido a convertir todo su software en abierto, mientras proveedores como IBM o Iona cuentan también con suites ESBs de código fuente abierto.
Y aunque ambas corporaciones recomiendan abiertamente las licencias y el soporte de Red Hat Linux para sus propios clientes que pretenden desplegar bases de datos y aplicaciones basadas en Linux, Red Hat compite ahora abiertamente con ellas a través de JBoss.
De esta forma, Red Hat debe mantener un equilibrio de competencia en el middleware, aprovechando la nueva parcela de negocio que le brinda la adquisición de JBoss y su buena relación con la comunidad ‘open source’.
Así, la compañía prevé facturar entre 655 y 680 millones de dólares a escala global en su ejercicio fiscal 2009. Aún le queda para superar la meta de los 1.000 millones, pero gracias a su modelo de suscripción y soporte tiene casi garantizado el crecimiento orgánico.
Con estos pilares, la compañía del sombrero rojo podría acelerar su verdadera puesta de largo en el mercado antes de lo previsto. Todo un reto teniendo en cuenta la ‘fragilidad’ de su modelo de negocio: la licencia GPL.