RFID sí, pero con peros

El crecimiento del mercado de los chips RFID ha llevado a la UE a intentar establecer el límite de su uso respecto a la intimidad. En esta línea, la Comisión Europea ha presentado un conjunto de recomendaciones para garantizar la protección de datos y la privacidad en su utilización.

Entre las medidas, destacan la obligación de las empresas y organismos públicos que hagan uso de los datos de informar a los consumidores sobre la naturaleza y fin de su recopilación, así como la evaluación de las consecuencias de su utilización para la privacidad, según informa Efe.
“Esta prometedora opción de futuro puede simplificarnos la vida de diversas maneras”, señaló la comisaria de la Sociedad de la Información y Medios de Comunicación, Viviane Reding. Sin embargo, también matizó que “los consumidores europeos deben tener la seguridad de que cuando se trate de sus datos personales, su intimidad será inexpugnable”.
La tecnología RFID, que ya supera los 6.000 millones de unidades, es la sustituta natural de los códigos de barras, ya que proporciona información sobre productos, lugares, plazos y transacciones de forma más rápida y reducida que éstos.