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La vida de Steve Jobs es de esas que parecen un guión de una película de Hollywood sobre hombres que se hacen a sí mismos, vencen dificultades que habrían tumbado a cualquier otro y alcanzan el éxito más abrumador. Steve Jobs representa de alguna forma el sueño americano, un sueño empañado tan solo por su temprana muerte. Jobs vivió solo 56 años, pero le dio tiempo a revolucionar el mundo del PC, cambiar la forma en la que la gente entiende los teléfonos móviles, y hasta a ser despedido de su propia compañía y volver años después para salvarla. Todo ello con unas circunstancias vitales poco afortunadas.

Steve Jobs nació en 1955 en San Francisco y dado en adopción por sus jóvenes padres biológicos a Paul y Clara Jobs. Y aunque el gran deseo de su madre biológica era que Steve acabase con un título universitario (algo que ella no tenía), Jobs nunca llegó a graduarse y aseguraba que abandonar la universidad (porque sí empezó, lo que no hizo fue acabar) había sido “la mejor decisión” de su vida. Y aunque siguió estando unos meses por el campus (yendo a una clase de caligrafía) y hasta trabajó un tiempo en Atari, el giro definitivo a su vida no llegó hasta 1976. En ese año, con su amigo Steve Wozniak, Steve Jobs fundó Apple.

Primera etapa Apple: 1976-1985

Apple nació como el sueño de Jobs y Wozniak por cambiar el mundo: el primero se dedicaría a tener ideas (y a venderlas), y el segundo a la parte técnica; y lo que surgió como proyecto en un garaje, dos años después les había hecho facturar ya 117 millones de dólares gracias a su primer gran producto de éxito: el Apple II, el primer ordenador pensado para el consumo en masa.

No obstante, el producto que lo cambió todo tanto para Jobs como para Apple como para el mundo de la electrónica, no llegaría hasta ocho años después de la fundación de la compañía: el Macintosh. Este ordenador, lanzado en 1984, fue el primero comercializado en masa y con éxito que incluía una interfaz gráfica de usuario y que era manejado a través de un ratón. La época de tener que conocer una serie de comandos para poder controlar un ordenador llegaba a su fin.

A pesar del innegable éxito de la compañía y de los productos, Steve Jobs se encontró con el primer gran revés de su vida en 1985: tras varios meses de profundas desavenencias con John Sculley, a quien el mismo Jobs había convencido para unirse a Apple como CEO, Steve Jobs se vio primero relegado de sus funciones como líder de la división de Macintosh y finalmente despedido de la compañía que él mismo había fundado.

El gran paréntesis: 1985-1996

Steve Jobs se vio de pronto fuera de su propia compañía, pero eso no le impidió seguir metido de lleno en el mundo del emprendimiento y la innovación. En primer lugar compró The Graphics Group, una pequeña empresa subsidiaria de Lucasfilms (de George Lucas), y la convirtió en lo que hoy es Pixar. En segundo lugar, y sin que le frenase el miedo a volver a ser despedido de una empresa que él había fundado y llevado por el camino del éxito, creó NeXT Computer.

NeXT Computer no tuvo ni de lejos el éxito de ventas que había tenido Apple con sus ordenadores, pero la mano innovadora de Steve Jobs se notaba detrás de Nextstep, el sistema operativo en el que estaban basados los Pcs, algo que llamó la atención de su vieja compañía. Así, en 1996 Apple compró NeXT Computer y Steve Jobs volvió a verse dentro de la compañía. El Apple al que Steve Jobs volvió no era el Apple del que había sido echado. La compañía estaba en pleno declive y Jobs se propuso tomar el control y salvarla. Así, en 1997, era nombrado CEO interino.Segunda etapa Apple: iPhone y enfermedad (1997-2011)

La misión de Steve Jobs al volver a Apple estaba clara: Jobs no quería tan solo salvar la compañía, quería seguir manteniendo la filosofía sobre la que la había fundado en 1976, quería que Apple cambiase el mundo. Misión cumplida: tras la integración del software de NeXT en los ordenadores de Apple (Nextstep se convertiría en Mac OS X), y el lanzamiento de productos como el iMac, Steve Jobs volvió a llevar a Apple al camino de las ganancias. Lo de cambiar el mundo llegó con la amplitud de miras.

A Steve Jobs se le tilda muchas veces de visionario y una de las razones principales para esto es el hecho de no haberse limitado nunca en sus innovaciones a un solo mundo. A Apple ya le iba bien en el terreno de los ordenadores, pero Steve Jobs veía más allá: en pleno boom de los reproductores de mp3, Apple dio con la fórmula del iPod. Esta entrada en el mundo de la música llevó a la creación de iTunes y, sobre todo, la iTunes Store. Y en 2007 Apple decidió entrar también en el mercado de la telefonía móvil lanzando el iPhone, un teléfono que hacía que los smartphones del momento, las BlackBerry, pareciesen de lo más rudimentario; y no satisfechos con su revolución del mundo de los teléfonos, Apple se sacaban de la manga un nuevo dispositivo, el iPad, que iniciaría la nueva moda de los tablets.

Apple se convirtió en una de las compañías que más crecían y más beneficios producían. Pero ese éxito y esa estabilidad en el mundo profesional no se correspondían con la vida personal de Steve Jobs, cuya salud empezó a tambalearse en 2004, cuando se le diagnosticó cáncer de páncreas. Aunque se trata de uno de los tipos de páncreas más letales, el tumor pudo ser extraído. Dos años después, Steve Jobs sobrevivió a otra prueba: un trasplante de hígado. La salud de Steve Jobs se convirtió en tema habitual en las noticias sobre tecnología, y las especulaciones sobre su estado, especialmente durante sus bajas médicas, ganaban muchas veces a los rumores sobre nuevos productos.

En agosto todo se precipitó cuando Jobs, workoholic de libro, renunció a su puesto como CEO. Muchos esperaban su aparición durante la keynote del pasado 4 de octubre, pero esta no se produjo. Menos de dos días después, se producía la temida noticia: Steve Jobs moría a los 56 años. Una nueva (y dura) etapa se abre para Apple.