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Aunque Microsoft cuenta con una cuota de mercado estimada del 96 por ciento en el segmento de suites de productividad para consumidores y del 98 por ciento en la empresa gracias a su oferta Office, la compañía de Bill Gates hace tiempo que debe lidiar con el avance de propuestas gratuitas que tratan de hacerse un hueco en el mercado, sobre todo apuntando a usuarios particulares y pequeños negocios como clientes.
Dos son los modelos que pretenden hacer frente a Microsoft: los programas ofimáticos gratuitos que se apoyan en el modelo de la organización OpenOffice, y las alternativas basadas en arquitectura web, concretamente las que propugnan una mayor interactividad del usuario con el apellido de ?Web 2.0′.
En el primer caso, OpenOffice es un consorcio que tiene como finalidad crear una comunidad que adopte su software de productividad basado en APIS abiertas y formatos de archivo con el estándar XML. Sun Microsystems -que adquirió la suite ofimática StarOffice en 1999 y a partir de ahí se hizo cargo de su desarrollo-, es la compañía que más contribuye con programación al proyecto OpenOffice, cuyo código se basa en C++, APIS de Java, XML y formatos de archivo OpenDocument, un estándar desplegado por la organización Oasis.
En segundo lugar, a Microsoft Office le han salido nuevos competidores desde el propio marco de Internet, con soluciones web que tratan de conquistar a los internautas que cada vez utilizan más todo tipo de soluciones gratuitas on line.
Nuevas ofertas
Es así como en las últimas dos semanas esta amenaza para Microsoft se ha visto reforzada con nuevas ofertas en los dos ámbitos mencionados. En el primer caso, IBM acaba de presentar al mercado Lotus Symphony, una gama de aplicaciones gratuitas para desktop pensada como alternativa a Office.
Está compuesta por un editor de documentos, una hoja de cálculo y un programa para elaborar presentaciones, de libre descarga y pensado tanto para usuarios finales como para pequeños negocios. El software -basado en los diseños de OpenOffice y del ámbito open source-, corre sobre sistemas operativos Windows y Linux, y está prevista también la llegada de una versión para entornos Mac. Estos programas soportan tanto documentos Office como PDF de Adobe y OpenDocument.

Y aunque por el momento el Gigante Azul -quien compara este movimiento a su apuesta por Linux en la década de 1990-, no ofrecerá soporte, su idea es comenzar a hacerlo para las grandes cuentas que implementen el software. Sea como fuere, IBM no puede sino ganar cuota de mercado, pues entra en un segmento en el que no estaba presente y actualmente dominado por Microsoft.
Con respecto a las nuevas ofertas online -y sin olvidar StarOffice de Sun como una de las suites basadas en OpenOffice más extendidas junto a la oferta de Novell-, ha habido dos importantes anuncios.
El primero es la adopción de Zimbra por parte de Yahoo. Zimbra es una start-up que desarrolla software de correo electrónico y de colaboración. Aunque se trata de aplicaciones para desktop, el cliente corre en un navegador, tratándose por tanto de un enfoque on line.
Para ello, Zimbra -que ya cuenta con ocho millones de usuarios en todo el mundo a través de diversos ISPs-, utiliza el lenguaje de programación AJAX (Asynchronous JavaScript and XML), que promete hacer más interactivas las aplicaciones. También dispone de un servidor de correo para empresas que compite con Microsoft Exchange.
De forma paralela, Google anunciaba hace un par de semanas el refuerzo de Google Apps -su familia de programas de productividad-, con la nueva herramienta Google Presentations, una aplicación de presentaciones tipo PowerPoint que completa al editor de documentos y la hoja de cálculo de Google.
Igualmente, el gigante de los buscadores ha querido dejar clara su intención de dirigirse hacia el segmento empresarial al proponer a CapGemini un posible acuerdo para que la consultora dé soporte a las grandes cuentas que utilicen Google Apps Premium Edition, la suite de productividad de la firma que se vende a un precio de 50 dólares por usuario y año.

todas estas ofertas hay que sumar la llegada de la versión 2.3 de OpenOffice, organización a la que cada vez se suman más firmas como IBM con el fin de dar soporte a la suite de productividad gratuita y aportar recursos de programación.
Reacción de Microsoft
Por su parte, Microsoft no se ha quedado de brazos cruzados ante el avance de la competencia. Junto a su continua inversión en I+D destinada a Office, el gigante de Redmond ha puesto en juego otras cartas como descuentos para grupos, donaciones a instituciones públicas con las que promover la permanencia y evolución de su software. Office Live como suite de servicios on line que completan a Office y destinados a pequeñas empresas es otra de sus bazas.
Eso sí, recientemente acaba de sufrir dos duros reveses por parte del mercado europeo. Uno es la conocida sentencia que le obliga a pagar una multa de 500 millones de euros por supuestas prácticas de abuso de posición domínante.
El segundo afecta a su intención de elevar su formato de archivo Office Open XML a la categoría de estándar ISO mediante el proceso más rápido. Mientras Sun o IBM apuestan por OpenDocument de Oasis como estándar de archivo para sus suites de productividad, Microsoft lo hace por Office Open XML, que ya cuenta con la certificación del organismo internacional ECMA (European Computer Manufacturers Association), asociación que ha remitido el formato a ISO para su estandarización. Seguramente ISO lo reconocerá como estándar internacional, aunque no se sabrá hasta el año que viene.
Aunque el mercado de suites de productividad mueve miles de millones de dólares y habría sitio para todos, los analistas no esperan que estas alternativas arañen mucha cuota de mercado a Office, al menos por el momento.
No obstante, van ganando en popularidad y, una vez que los consumidores hayan podido comprobar su efectividad, la esperanza de Sun, IBM, Google, Yahoo o Novell es que las grandes empresas comiencen a adoptarlas paulatinamente, y que sean estos nuevos proveedores de ofimática o sus partners los que se encarguen dar el soporte oportuno y facturar por el servicio.